Anya Mason
Nunca fue mi prioridad ser activa en el ámbito sexual. No sé si esto se debía a la presión que ejercían sobre mí o simplemente al hecho de que, en lugar de verlo como una actividad placentera, lo percibía como una obligación más en la larga lista que tenía.
En estos últimos días, o más precisamente, en estas últimas horas, me he dado cuenta de que esa sensación, la que me hacía ver estrellas y anhelar más, resulta sumamente adictiva. Tenía cierto temor de experimentar una euforia interminable, una que se despertaba en cualquier momento cuando Daemon me tentaba con sus caricias ardientes o sus besos apasionados.
Sin embargo, al mismo tiempo, me sentía segura, ya que ese rubio engreído, en lugar de restringirme o detenerme, parecía alentarme a intentarlo cuando, como y donde quisiera.
Honestamente, no tenía la menor idea de lo que iba a suceder cuando llegáramos a Londres. Y no me refiero únicamente a mi padre, sino también a mis hermanos adoptivos y... a Nate. Me preguntaba cómo podría explicarle que Daemon y yo nos entendíamos.
Era plenamente consciente de los sentimientos que él tenía hacia mí. No niego que, al principio, no me fue indiferente, pero las cosas habían cambiado por completo. Creo que la parte más difícil era la preocupación de herirlo. Nunca le había dado alas, pero tampoco se las había cortado, por lo que en cierto sentido, me sentía responsable de cómo él pudiera tomar la situación.
—Ángel –su aliento rozó mis senos, mientras sus dedos se enterraban en mi cintura y sus caderas se movían contra las mías, intensificando el contacto–. Vuelve a mí –susurró.
—Daemon –gemí su nombre.
Nuestros cuerpos no solo seguían colisionando, sino que también sentía cómo nuestro vínculo, sea lo que fuera que tuviéramos, se fortalecía aún más.
Mis dedos se enterraron en sus hombros, y con la ayuda de mis piernas, me impulsé hacia arriba y luego descendí rápidamente sobre su miembro.
El viaje de regreso a casa se suponía que debía ser tranquilo, pero todo comenzó con un beso que gradualmente fue intensificándose, y ahora nos encontrábamos aquí, devorándonos, disfrutando de algo que parecía satisfacernos por completo, aunque al mismo tiempo ansiábamos aún más.
Anoche, después de bajar de la noria, regresamos a casa y finalmente comenzamos a hablar. Lo que él tenía para decirme no solo me sorprendió, sino que también despertó mi curiosidad.
«—Ángel –murmuró entre besos mientras nos deshacíamos de su saco.
—Ya lo sé –marqué cierta distancia. Enseguida, sujetó mi muñeca y me atrajo de nuevo–¿Qué pasó?
—Nunca pedí que te alejaras –acarició mi cabello y luego mi mejilla.
—Lo sé –respondí, colocando mi mano sobre la suya–. ¿Qué es lo que tanto deseas que hablemos?
—Quiero mostrarte todo tipo de placer –dijo sin rodeos.
Reconozco que su franqueza generaba en mí una sensación excitante.
—¿A qué te refieres con "todo tipo"?
Daemon esbozó una sonrisa maliciosa que me erizó la piel.
—Dado que no tienes experiencia, quiero que explores todas las posiciones, deseos y fantasías.
—¿Te refieres a tus propias fantasías?
—Y también a las tuyas –susurró de manera sensual.
Eso me dejó perpleja. ¿Mis fantasías? Pero...
ESTÁS LEYENDO
Sinners Heart
Fantasy[+21] Mason era uno de los apellidos más respetados y poderosos que se escuchaba alrededor del mundo, pero las decisiones de esta familia no solo provocaron el posible quiebre de su imperio sino el posible exilio del mundo mágico al que pertenecen. ...