El florero cayó de sus manos, rompiéndose en varios pedazo, se agachó para recogerlos, pero el filo cortó su dedo, la sangre corrió al mismo tiempo qué la angustia sé instalaba en su pecho ¿Qué había pasado? Sé preguntó mientras las lágrimas corrieron por sus mejillas, sín darse cuenta su respiración sé agitó y el dolor rasgó su corazón sín piedad.
-Tranquila, respira Serena ¡Por Dios! Respira - su mejor amigo corrió para ayudarla al verla arrodillada en el piso.
-¡No puedo! Seiya no puedo - las lágrimas continuaron sín poder evitarlas, su corazón dolía tanto qué temía caer desmayada en cualquier momento, pero se negaba a caer en la inconsciencia.
-Tu móvil ha estado sonando, déjame contestar - Seiya dejó a Serena sentada sobre la fría silla de la pequeña sala de espera, caminó hasta coger la bolsa y entregárselo.
-Gracias Seiya - respondió Serena.
Al llegar cogió el móvil, observó el número reflejado en la pantalla y el dolor en su corazón se acrecentó, tenía tanto miedo de responder y de no hacerlo a la vez.
-Estoy contigo - la voz de Seiya y su mano aferrándose sobre su hombro le dió fuerza para atender la llamada de su padre.
-Aló - su voz sonaba pastosa, no quería darle motivos a su padre para exigirle volver, pero temía qué está vez fuera otro el motivo de su llamada.
-Serena, vuelve a casa, es urgente - Serena contuvo la respiración al escuchar a su padre, su voz estaba rota y en el fondo podía escuchar el llanto desesperado de su madre.
-¿Papá? - preguntó con un nudo en la garganta.
-Es Usagi, vuelve - Serena no escuchó nada más de su padre.
La línea sé cortó, dejando un vacío grande y profundo en su pecho qué era incapaz de poder explicar, su memoria sé llenó de recuerdos de su niñez y adolescencia, habían nacido con sólo cinco minutos de diferencia, compartía el mismo rostro, eran dos gotas de agua, la única diferencia entre ellas era qué Usagi no soportaba a los animales, mientras qué Serena los amaba con locura.
-¿Estás bien? ¿Puedo ayudarte? - la voz de Seiya hizo qué volviera a la realidad, y a la urgencia del caso, sus padres esperaban por ella.
-Tengo qué irme Seiya ¿Puedes llevarme? - preguntó Serena, no creía capaz de conducir y lo último qué deseaba era provocar un accidente.
-Por supuesto vamos, An te quedas a cargo.
-Cuente con ello Señor - respondió la secretaria, mientras ellos salían dirigiéndose al auto.
.....
Serena caminó con prisa, tenía la impresión de qué las noticias no sería nada agradable, podía sentirlo en su corazón, sé dejó hacer por su amigo, permitió qué le ayudará a subir y acomodara el cinturón de seguridad, ella estaba en shock.
El trayector a la ciudad fué eterno para Serena, quién no podía apartar los pensamientos de su hermana, sé había separado hacía cinco años pero siempre mantuvieron contacto, ¡Eran hermanas y sé amaban! Era sólo qué a diferencia de Usagi, Serena prefería una vida sencilla haciendo lo qué más amaba, para disgusto de sus padres.
Dos horas y cuarenta y cinco minutos después de salir de Quetzaltenango, Seiya estacionó el auto frente al hospital privado Santa María dónde su hermana había sido trasladada, afortunadamente su padre le había enviado la dirección, cuándo estaba de camino.
-Gracias por todo Seiya, te debo una, no voy a olvidar esté favor - Serena sé quitó el cinturón de seguridad, quería bajarse y correr hacía sus padres y hermana.
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LA OTRA
RandomSerena Moon era feliz con la vida qué llevaba alejada de la sociedad y de sus padres, vivia la vida a su manera, su pequeño departamento lejos de la mansión de sus padres nadie nunca podría imaginar su verdadero linaje. Darien Shields lo tenía todo...