Capitulo 35 NO SOY TÚ PADRE

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Darien Shields entró a su casa cómo sí fuera un huracán, amenazando con llevarse todo a su paso, mientras el miedo se instalaba en su corazón.

-¡Serena! ¡Serena! - gritó desesperado desde las escaleras subiéndolas de dos en dos, la puerta estaba abierta y el miedo se acrecentó en su interior, consumiendo su alma más allá de lo impensable.

-¡Espera Darien! Puede ser una trampa - gritó Zafiro quién había salido tras Darien cuándo había recibido el mensaje de Serena pidiendo ayuda.

Darien no escuchó a su amigo, entró a su habitación para encontrar el cuerpo de Diana en el frío piso.

-¡Diana! - exclamó agachándose para tomarle el pulso, la chica estaba viva pero sangraba ligeramente de la cabeza.

Darien había experimentado el miedo muchas veces, pero ninguna se comparaba con lo qué ahora sentía al pensar en Serena y sus hijos, Sabio era un maldito demente muy capaz de hacerles daño sín importar su parentesco, sólo para castigarlo a él.

-¡Llama al médico! - gritó volviendo en sí, Diana necesitaba atención de urgencia.

Las sirenas de las patrullas se escucharon, imaginó qué su amigo había llamado a las autoridades, Darien se sentía terriblemente culpable, sí no hubiera enviado a Serena a casa, esto no estaría ocurriendo o debió ir con ella, cuándo se lo había pedido pero había vuelto a ser necio, y la había dejado sola a merced de Sabio.

Zafiro se hizo cargo de llamar al médico, mientras Darien hablaba con los agentes para ponerles al tanto de lo ocurrido y también para ponerse en marcha, púes Serena había activado el GPS de su móvil para qué pudiera seguirle el rastro.

.....

Mientras tanto el dolor de cabeza hizo a Serena abrir los ojos, la habitación estaba en completa oscuridad, también estaba aturdida por el golpe, su primer instituto fué asegurarse de qué sus bebés estuviera bien, acarició su vientre con preocupación y sentir cómo se movía llevó un poco de paz en su corazón.

-Todo estará bien mís pequeños, papá vendrá y nos rescatará - susurró para no llamar la atención de su padre.

-¡No puedes hacer esto Sabio!.

Serena sé quedó de piedra al escuchar la voz de su madre, su corazón volvió a romperse al darse cuenta qué ella también formaba parte de aquello ¿Por qué? ¿Por qué ella no las amabas? ¡Era su madre! Se preguntó, la puerta sé abrió abruptamente para dejar filtrar toda la luz de la sala, Serena se encogió de miedo al ver a su padre verla con odio.

-¡Papá! - susurró.

-¡No me llames papá! - exclamó furioso.

-¡Sabio! - gritó Sirconia detrás de él, con lágrimas en los ojos.

-Estoy cansado de todo esto Sirconia, te acerté cómo esposa por qué creí qué tus hijas me servirían para algo pero nada ha sido cómo imaginé, sólo gaste dinero en su crianza sín obtener nada a cambio.

Tomó a Serena del brazo para lanzarla sobre el sofá, Serena apretó los dientes al sentir el dolor atrevesar su cadera, sí no tenía cuidado ese hombre podía hacerles daño a sus bebés.

-No les hagas más daño por favor Sabio, hice todo lo qué me has pedido, te entregué todo lo qué tenía, incluso la vida de mís hijas las puse en tus manos, no la lastime ¡Está embarazada! - gritó desesperada.

-Nada de lo qué me diste me sirvió Sirconia ¡Me engañaste! ¡Tú fortuna no valía la carga qué traías contigo! - hizo una pausa - Y no me importa sí está o no embarazada - agregó.

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