Capitulo 20 SORDOS Y CIEGO

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El cuerpo de Fabricio tembló al ver a Serena desplomarse frente a su auto, rogó internamente por haber frenado a tiempo y no alcanzar a golpearla, se bajó con prisa, mientras gritaba a los curiosos para qué llamaran a una ambulancia.

Serena tenía el rostro demasiado pálido para el gusto de Fabricio, él no era médico pero algo en su pecho le indicó qué no era un simple desmayo, sus ojos se abrieron asustados al ver la sangre manchar el pantalón de Serena.

No supo cuánto tiempo la ambulancia demoró en llegar, pudieron ser segundos, minutos o incluso horas pero para él fué una completa y agónica eternidad, el personal médico atendió a Serena en la sala de urgencia, y Fabricio no sabía a quién llamar por lo qué esperó en la sala rogando por la vida de Serena.

.....

Mientras tanto Rei se había cansado de esperar a Darien en el estacionamiento, quería hablar con él y decirle la verdad qué ella conocía, había callado por qué el amor qué Serena sentía por él parecía tan real, y había querido darle la oportunidad de qué fueran felices, lamentablemente no había destruido a tiempo aquellas fotos, y de alguna manera precipitó ese terrible desenlace qué se había dado entre ellos.

Caminó hacía la clínica para tratar de hablar con Darien, estaba preocupada por Serena ya qué Fabricio no había regresado, pero sobre todo por lo qué Sirconia podía decirle a Darien, él estaba en una situación difícil enterarse de todo lo qué ocurrían de un sólo golpe, no era nada fácil y ella podía aprovecharse de eso.

-¿Fabricio? - preguntó al verlo sentado en la sala de espera - ¿Dónde está Serena? - preguntó temiendo lo peor - Fabricio se puso de pie al escuchar a Rei y gaminó hacía ella.

-Serena... Ella.

-Ella ¿Qué? - gritó asustada, su corazón martillo fuerte dentro de su pecho.

-Se desmayó frente al auto, no sé sí frené a tiempo pero ella sangraba - dijo sentándose de golpe.

El rostro de Rei perdió todo color y la falta de fuerza en sus piernas la obligó a sentarse, recordó qué Serena estaba embarazada.

-¡Dios, el bebé! - gritó poniéndose de pie.

Fabricio palideció, su garganta se secó, Serena ya había sufrido mucho, no merecía un sólo sufrimiento más perder a su bebé sería demasiado duro de superar, Rei no pudo hacer nada más qué rezar para qué Serena y su sobrino estuviera bien, y fuera de peligro.

.....

Entre tanto Darien había hablado con su abogado para indicarle lo qué necesitaba para tener la custodia de Usagi, hablaría con el doctor a cargo para llevar a Usagi a casa y cuidarla.

-¡Por Dios! ¿Puedes detenerte? - preguntó Sirconia quién había seguido a Darien desde el estacionamiento, y había esperado el momento para hablar con él.

-¿Qué haces aquí? - preguntó con el rostro enojado.

-Usagi es mí hija, ya ha sido suficiente tiempo alejada de ella por culpa de Serena, no pienso seguir de esa manera, tengo derecho de verla y cuidar de ella - dijo pensando en su propio bienestar, no tenían empresa ni casa, púes había sido embargada por un prestamista ajeno a la legalidad, Darien la miró con enojo.

-No es necesaria tu presencia, en cuánto Serena firme la cesión de su custodia me la llevaré de aquí, y pondré a su disposición al mejor personal médico, ahora sí me disculpas prefiero qué te marches.

-No puedes hacerme esto ¡Soy su madre! - gritó, no podía perder esa oportunidad

-No me importa lo qué seas Sirconia, no dudo ni por un sólo momento qué te confabulaste con Serena para engañarme, aquí las víctimas hemos sido Usagi y yo - dijo con los dientes aptetados.

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