Nuestra continuación.

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Capítulo IV.

Betty y Armando van agarrados de la mano subiendo las gradas.

Armando tropieza en el paso, Betty lo mira y se ríe, tapándose la boca con la mano.

Betty y Armando caminan por el pasillo pasando por la puerta de la habitación de don Hérmes y doña Julla, que está entreabierta. Don Hermes ronca. Armando salta asustado y Betty  lo empuja hacia su  habitación.

Betty cierra la puerta del dormitorio y la bloquea. Armando todavía la mira asustado.

BETTY:- Mi papá ronca un poco fuerte... (RISAS) 

ARMANDO: ¿Un poco?

Betty se ríe. Armando  mira alrededor de la habitación, asimilando todo, Betty comienza a ponerse nerviosa. Armando sonríe, volteándose hacia ella.

ARMANDO: Sabes, Betty, siempre me preguntas cómo sería tu cuarto...

BETTY: ¿En serio?

ARMANDO: Es cierto. No dejaba de pensar en qué tipo de cosas guardabas como reliquias, qué libros leías...

Armando sigue caminando por la habitación. Mira la cama de Betty, notando el diario y la rosa. Toma la rosa y la huele. Mira a Betty y sonríe, tímidamente, Betty lo mira por encima de sus lentes, igual de tímida. Armando vuelve a colocar la rosa en su lugar y sus manos terminan deslizándose por el diario. Toma una respiración profunda, cerrando los ojos. 

BETTY: ¿Qué pasó, doctor?

Armando la mira con el rostro lleno de culpa y pasa su mano por el rostro de Betty (Betty está preocupada).

BETTY-¿Qué pasó?

Armando vuelve a bajar la cabeza. Se sienta en la cama de Betty, recogiendo el animal de peluche. Betty se sienta a su lado en la cama.

BETTY: Doctor, ¿se encuentra bien?

ARMANDO (CIERRE LOS OJOS) Es... que... Yo... yo quería saber algo... (Suspira) Lo que dijiste esta tarde... de perdonarme

ARMANDO: Mira, Betty, por mucho que estemos juntos ahora, me siento culpable. Todavía me siento culpable. Siento que no te merezco...

BETTY-No digas eso... 

ARMANDO No, mi amor, déjame hablar, Tenemos que aclarar las cosas, porque me siento mal por lo que te hice... (PASA LA MANO POR SU CARA) No no se como fui capaz de hacer todo eso por ti, yo... ¡Yo era un bastardo!.

Armando se pasa las manos por la cabeza, la culpa claramente grabada en su rostro, Betty lo observa en silencio.

ARMANDO: Ya sé que te debo una explicación. Te debo varias explicaciones. Pero más allá de todo eso, te debo una disculpa. Y necesito saber si este perdón que me diste es de verdad. No es que sospeche de ti, por Dios, no, mi amor, no lo sospecho. Pero no quiero volver a recordar lo que pasó excepto como una extraña idea que el destino tuvo que unirnos.

Betty suspira y aparta la mirada de él, mirándose las manos. Armando cierra los ojos y niega con la cabeza.

ARMANDO: - Mi corazón solo podrá vivir en paz, solo podrá mirarte todos los días sin odiarme si confirmas que me has perdonado. Porque te miro, mi amor, y lo único que puedo hacer es odiarme. Odio por todo lo que le he hecho a una persona que no merece absolutamente ningún daño... 

BETTY: No, mi amor...

ARMANDO: - Sé cuánto te lastimé. Sentí tu dolor de primera mano cuando leí tu diario, Betty. Sé que me equivoqué al leerlo, que lastimé tu intimidad... pero fueron tus palabras de dolor las que me salvaron. Porque descubrí que aún me amabas, que aún tenías sentimientos por mí. Pero al mismo tiempo quiero estar a tu lado, quiero pasar el resto de mi vida contigo... (CIERRA LOS OJOS)... aunque no pueda vivir sin ti ni un minuto, yo no puedo ni respirar sin que estés a mi lado... (LA MIRA)... aún así, siento... o mejor dicho, estoy seguro... que no la merezco.

BETTY:-...

ARMANDO: No merezco el amor que me das. No merezco estar en tus pensamientos. No merezco tus lágrimas ni tu dolor. No merezco esa dulce mirada. Tampoco merezco estar aquí, frente a ti hoy.

Armando intenta contener las lágrimas. Betty lo mira fijamente, con los ojos llorosos.

ARMANDO: -¿Y sabes qué, Beatriz? Creo que si estamos aquí hoy es más por un golpe de suerte que el destino se aprovechó de mí, que por méritos.

Armando cierra los ojos y las lágrimas corren por su rostro.

ARMANDO: (CORTANDO LÁGRIMAS) No soy digno de ti, Beatriz. No soy digno de ti. Y no te culparé si no quieres volver a verme, si quieres que me vaya. (LA MIRA) ¿Quieres que me vaya, Betty?

Historias de Betty y ArmandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora