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Lia se acercó a la puerta de madera rápidamente y dio tres golpecitos a esta

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Lia se acercó a la puerta de madera rápidamente y dio tres golpecitos a esta. Miró hacia su derecha observando el Sol comenzando a ponerse mientras que esperaba que abrieran.

Pronto escuchó la puerta abrirse dejando ver a Molly Weasley ahí. —¡Lia, cariño!— dijo la mujer acercándose a ella para abrazarla. —¡Pero por Merlin! ¡Mírate, cariño! Ya no tienes anteojos.— Lía asintió.

—Ni frenillos.— dijo mostrando sus dientes.

—¡Oh! Estás tan Grande y hermosa, mi Lils. Anda, ven, ven, entra.

Lia, miró a su padre detrás de ella quien le dedicó una pequeña sonrisa y la siguió dentro de la madriguera.

—Llegaron justo a tiempo, ya casi está el desayuno listo.— dijo Molly caminando hacia la cocina.

Lia pasó a donde estaba el comedor y vio a Arthur Weasley ahí leyendo el periódico mientras tomaba una taza de café. —Hola, señor Arthur.— dijo Lia amable.

—¿Lia?— la pelirroja asintió. —Por la barba de Merlín, por un segundo no te reconocí.— dijo colocándose de pie para darle un abrazo.

—Me da gusto verlo.— dijo ella.

—Oh y a mi, querida.— dijo asintiendo. —Remus, ¿qué tal?— saludó al padre de Lia.

—¿Que tal, Arthur?— respondió.

—Molly, ¿Y los chicos?— preguntó acercándose.

—Oh, aún duermen. Me harías un gran favor si me ayudaras a despertar a Fred y George, seguro apenas escuchen tu voz se despertaran de una vez. Luego yo despierto a Ron y a Harry.

—¿Harry? ¿Harry está acá?— preguntó ella.

—Oh si, llegó ayer para ir hoy con ustedes.

—Oh, ya veo.— dijo, asintiendo. —Bien, entonces iré a despertar a los gemelos.

—Por favor, diles que se alisten rápido para que vengan todos a desayunar.

—Claro.— Lia se encaminó hacia las habitaciones de los gemelos, subiendo por las escaleras y sintiendo la familiaridad y el calor reconfortante que emanaba de la Madriguera. Golpeó suavemente en la puerta del cuarto que compartían los traviesos hermanos.

Claramente no hubo respuesta, así que abrió la puerta cuidadosamente encontrándose con dos bellos durmientes, Lia sonrió y se acercó a uno de ellos. Como estaba oscuro, no podía ver muy bien quien de los dos era.

—Oye.— susurro moviéndolo un poco. —Weasley, despierta.— dijo dándole leves golpecitos en el brazo.

—Ahora no mamá...— balbuceó en sueños.

Lia rió y se tapó la boca. —No seas idiota, no soy tu mamá. Ya levántate por favor.— ¡era en vano!

Lia miró al otro gemelo y podía escuchar como roncaba, ese si que menos se despertaría.

Delicate (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora