"A veces me pregunto cuando duermes: "¿alguna vez estarás soñando conmigo?" A veces cuando te miro a los ojos, pretendo que eres mío todo el maldito tiempo."
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Lia estaba sentada en las afueras del castillo mirando él paisaje que se desplegaba. Estaba sumida en sus pensamientos pensando en la discusión que había tenido con Cedric hacía dos días y como había acabado en ella fantaseando con que él la besaba... después de literalmente dos años de no hacerlo.
El recuerdo de la discusión seguía atormentándola, más que todo porque sabía que había sido una tonta y que Cedric tenía razón. Se sentía culpable por haber dejado que eso sucediera, y al mismo tiempo, no podía evitar desear que las cosas hubieran sido diferentes. Había pasado años reprimiendo sus sentimientos hacia Cedric y parecía que este año no iba a ser la excepción...
La pelirroja abrazó sus rodillas y hundió su rostro en estas, se sentía atrapada en un torbellino de emociones del cual ya no quería ser parte.
—Hey.— escuchó detrás de ella.
La pelirroja volteó rápidamente y vio a uno de los gemelos Weasley caminando hacia ella.
—No estoy de humor Weasley...— dijo ella volviendo a mirar hacia el frente.
—Tranquila... no vengo a molestarte, solo te vi allí y quería asegurarme de que estuvieras bien.
—Estoy bien, George...— dijo sin mirarle. —O Fred, quien seas.
—Soy Fred.— dijo tomando asiento a su lado.
Ella lo miró, reparando su rostro. —Mm...
—En serio.— dijo él, con una pequeña sonrisa. —Ya se que muchas veces nos hacemos pasar por el otro pero es bromeando... y creo que tú no estás para bromas hoy...
—Pues estás en lo correcto.— dijo después de suspirar.
—¿Aún no hablas con Diggory, verdad?
—No...— dijo, bajando la mirada.
—Y eso aún te tiene de mal humor...
—No estoy de mal humor.
—Lo que sea... estás triste, de mal humor, apagada... siempre que tienes alguna discusión con él te pones así.— dijo el pelirrojo, la conocía muy bien. —Te conozco Lia... y se lo importante que es Cedric para ti.
—No me gusta estar peleada con él...— dijo ella.
—Lo sé.— respondió él, mirándola. —¿Que fue lo que pasó entre ustedes?
Lia volvió a suspirar. —Es que... el día de la fiesta porque ustedes ganaron el partido...
—Si.
—Conocí a un chico... es que...— ella se pasó las manos por el cabello. —Creo que estoy volviendo a tener sentimientos por él...— dijo ella, sin mirarle. Fred rió un poco. —¿De que te ríes?— preguntó ella, con el ceño fruncido.
