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—¡Ni siquiera había pisado la escuela!— dijo la profesora McGonagall, enojada

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—¡Ni siquiera había pisado la escuela!— dijo la profesora McGonagall, enojada. —¡¿Que narices le pasaba por la cabeza señor McLory?!

Aquel rubio se quedó en silencio mientras que detrás de él Lia escuchaba con la cabeza baja y Cedric lo miraba con la mandíbula apretada, tenía rabia.

El chico parecía incómodo y avergonzado por la situación. La profesora McGonagall, con una expresión seria en el rostro, lo observaba con sus ojos intensos.

—Señor McLory, necesito una explicación. ¿Qué le llevó a actuar de esta manera? —insistió la profesora, cruzando los brazos.

El chico finalmente soltó un suspiro y se pasó la mano por el cabello, aparentemente buscando las palabras adecuadas para responder. Lia aprovechó la oportunidad para levantar la mirada y ver cómo se desarrollaba la situación.

—No sé, profesora...— murmuró él, sin atreverse a mirar directamente a la profesora.

La profesora McGonagall frunció el ceño. —"No sé" no es una respuesta aceptable, señor McLory. Quiero una explicación adecuada para que le haya faltado el respeto a la señorita Lupin de tal manera tan... ¡repugnante! ¡Esta escuela no está para criar brutos como usted! Ni siquiera a comenzado el año y Slytherin ya tiene cincuenta puntos menos gracias a usted.

—Pero... él me metió dos puñetazos en la nariz.— dijo señalando a Cedric. —¿y no le reclaman nada?

—Aunque la acción del señor Diggory no fue la más adecuada, el estaba defendiendo a la señorita Lupin, ¡su acción fue una completa falta de respeto y lo sabe!

La sala quedó en silencio mientras la tensión en el aire aumentaba. Cedric permanecía con la mandíbula apretada, mirando a aquel chico.

Lia sentía un nudo en el estómago mientras observaba cómo se desenvolvía la conversación entre la profesora y el chico.

—No puedo permitir que su mala conducta quede sin consecuencias. Usted será castigado, señor McLory. Detención durante dos semanas y cincuenta puntos menos para Slytherin.— sentenció la profesora McGonagall con firmeza.

El chico palideció y asintió con la cabeza, aparentemente resignado a su castigo. Miró a Cedric de reojo, como si buscara algún tipo de reacción por su parte, pero Cedric se mantenía imperturbable.

—Y señor Diggory, aunque su intención fue defender a su compañera, no puedo ignorar que su respuesta también fue inapropiada. Veinticinco puntos serán deducidos de Hufflepuff.— añadió la profesora, dirigiéndose a Cedric.

Cedric asintió, aceptando la decisión. —Entendido, profesora.

La profesora McGonagall suspiró, aparentemente agotada por la situación. —Espero que ambos hayan aprendido la importancia del autocontrol y el respeto, más usted señor McLory. Ahora, salga de aquí, estás son las medidas que yo estoy tomando, pero mañana el profesor Dumbledore tomará una decisión. Y no quiero escuchar más problemas de ninguno de ustedes dos.

Delicate (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora