"A veces me pregunto cuando duermes: "¿alguna vez estarás soñando conmigo?" A veces cuando te miro a los ojos, pretendo que eres mío todo el maldito tiempo."
⚠️Este capítulo contiene escenas explícitas, (sexuales, +18, como quieran llamarle) que pueden resultar incómodas para el lector, se recomienda leer con discreción y si no se sienten cómodos pueden saltarse esa parte del capítulo o dejar de leer si gustan.⚠️
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Por la mañana, Lía dormía plácidamente, su pecho subía y bajaba suavemente con cada respiración. En la quietud del amanecer, los rayos de sol se filtraban tímidamente a través de las cortinas, pintando la habitación con tonos cálidos. Pronto, sintió cómo caricias sutiles acariciaban su mejilla y hombro, fue abriendo los ojos poco a poco hasta encontrarse con los ojos más bonitos que había visto jamás.
Para Lia siempre había sido un poco increíble lo surrealista que era la belleza de Cedric, sus facciones eran tan perfectas que a veces dudaba que él fuera real, sus pestañas tan largas y tan bonitas resaltaban aún más sus hermosos ojos, y esa sonrisa... esa estúpida sonrisa hacía que Lia se enamora cada día más de él.
Cedric sonrió al ver que Lia despertaba. Sus dedos seguían acariciando suavemente su mejilla, transmitiendo cariño y ternura.
—Buenos días, mi amor. ¿Cómo has dormido? —preguntó él en voz baja, sin querer perturbar la paz matutina.
Lia respondió con una sonrisa somnolienta. —Muy bien, ¿y tú?
—Más que bien, si te tengo aquí conmigo.— dijo él.
Lia sonrió y bajó la mirada, Cedric acercó su rostro al de Lia, levantó su rostro tomándola por el mentón y rozó sus labios en un tierno beso. La habitación se llenó de una atmósfera cálida y reconfortante mientras compartían ese momento.
—¿Te sientes bien? ¿No te sientes incomoda? ¿O arrepentida? ¿O te duele algo?— preguntó él.
En ese momento Lia tuvo un pequeño flashback de todo lo que había pasado con Cedric y la verdad había sido increíble, no se arrepentía ni un poco y todo lo contrario, estaba más que feliz de que Cedric fue su primera vez.
Tal vez sonaba un poco extraño o acosador, pero Lia siempre había querido estar con Cedric, y la noche anterior él le había regalado una de las mejores sensaciones que había sentido jamás y por supuesto que no se arrepentía.
Lia negó lentamente y pronto se incorporó en la cama, cubriendo su pechos aún desnudos con las sábanas. —Claro que no me arrepiento Ced...
Cedric sonrió aliviado por la respuesta de Lia. La admiró mientras ella se cubría con las sábanas, apreciando la belleza que siempre le dejaba sin palabras.
—Me alegra escuchar eso... ¿no te sientes cansada? ¿Hay algo que necesites? Si no te sientes cómoda ahora solo...
Lia calló a Cedric con sus labios, posándolos encima de los de él, moviéndolos suavemente y demostrándole que todo había sido perfecto para ella. La pelirroja agarró su rostro con sus manos haciendo que la sábana se deslizara hasta su cadera.
