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—Era totalmente increíble, las playas eran lo mejor, sin duda

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—Era totalmente increíble, las playas eran lo mejor, sin duda.— dijo Anya, emocionada aún por los recuerdos.

—Eso suena increíble, Any, a mi me encantaría conocer la playa... por las fotos que he visto, parece un lugar increíble.— dijo Lia.

—¿No conoces la playa?— preguntó Christopher.

—No... pero sé que algún día lo haré.— respondió Lia.

—La playa ni es la gran cosa, para eso te poner a nadar en el lago negro.— dijo Dante haciendo que Christopher soltara una carcajada.

—Idiota.— dijo después de terminar de reírse.

—No es lo mismo, tonto.— dijo Anya, rodando los ojos.

Pronto la puerta del vagón en el que estaban se abrió, dejando ver a Cedric.

—¡Por fin! Acabaste tu pelea con Chang?— preguntó Chris.

Cedric lo miró serio. —No peleábamos... sólo estábamos hablando.— dijo bajando la mirada y luego tomando asiento al lado de Lia.

—Bueno, cambiando el tema, ¿leyeron el periódico? El ministerio aún no logra descifrar qué fue lo qué pasó el día del campeonato de quidditch, no entiendo como es posible.— dijo Anya.

—Más bien como fue qué pasó.— dijo Lia. —Es mas que obvio que... pues eran mortifagos y es más que obvio que los mortifagos trabajan para ustedes ya saben quien, pero no entiendo porque fue qué pasó esto o para quien están trabajando si se supone que él está muerto.

—Yo tengo mis dudas todavía... no lo sé, si los mortifagos actuaron es por algo.— dijo Chris.

—Porque estaban aburridos.— dijo Dante y luego soltó una carcajada igual que Chris.

—Estas más gracioso que nunca, ¿no?— dijo Lia mirándolo con los ojos entrecerrados.

—Bromitas.— respondió, guiñándole un ojo.

—¿Ustedes estuvieron allí, no? En el campeonato.— preguntó Anya a Lia y Cedric.

—Si, pero no sabemos mucho, corrimos apenas el padre de Ced nos indicó.— respondió Lia.

—¿Estaban asustados?— preguntó Chris.

—Por lo menos yo si.— dijo Lia. —y cuando volví a casa, mi papá estaba más paranoico que nunca, casi me mata sin tener yo la culpa de nada.

—Hablando de tu papá, ojalá y hubiera dado clases este año también.— dijo Dante. —sus clases eran las mejores.

—Si... es un buen profesor, pero para ser honesta... lo prefiero... en casa y no observándome veinticuatro siete en la escuela.— dijo Lia honesta.

Delicate (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora