13.

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—Pues yo creo que deberías hacerlo

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—Pues yo creo que deberías hacerlo.— dijo Anya mientras ambas caminaban.

Lia rodó los ojos. —Oh si, aquí tienes.— le dijo amable a una chica y le pasó uno de los volantes que entregaba.  —No lo voy a hacer Anya.

—¡Pero es que tienes que! Hasta uno de los gemelos te lo dijo... tienes que decirle, vas a ver que cuando lo hagas... te quitarás un peso de encima.

Lia se paró en seco. —No es tan fácil cómo crees.— dijo mirándola.

—Oye, ¿me das uno?— dijo una chica acercándose a Lia.

—Claro.— dijo la pelirroja amable, pasándole un volante.

—Gracias.— Lia le sonrió y la chica se alejó de ellas.

—Ya se que no es fácil Lia, pero nada en esta vida es fácil y menos los sentimientos... tienes que ser sincera con él... ¿que tal si el siente lo mismo?

Lia soltó una carcajada. —Ay por favor Anya... claro que no, parece que no lo conocieras... los únicos tratos que me da son los que un hermano mayor le daría a su hermana menor de... ¡seis años!

—Hay algunos que no parecen tan de hermanos...

—¿Ah si? ¿Como cuales eh?

Anya sonrió con picardía y comenzó a enumerar ejemplos.

—Bueno, ¿qué me dices de cuando él te mira de esa manera, con una sonrisa... un tanto inexplicable que no le da a nadie más? O cuando te defiende a capa y espada si alguien te hace daño, literalmente le partió la nariz a McLory empezando el año, ¡por ti!, te defiende como si fueras la persona más importante del mundo para él. Y, por supuesto, están esas veces en las que sus miradas se encuentran y ambos se sonrojan un poco, pero luego tú desvías la mirada y el té queda mirando con su estúpida sonrisa.

Lia la miró con incredulidad, pero su expresión cambió cuando comenzó a recordar esos momentos.

—Bueno, sí, esas cosas han sucedido, pero eso podría ser solo parte de nuestra amistad, ¿no crees? Y además, lo último suena a que te lo inventaste.

—No lo inventé, es cierto.

—Como sea.

Anya la miró con complicidad.

—Lia, a veces las personas no pueden ver lo que está frente a sus ojos. Tal vez Cedric siente algo más profundo, pero no se atreve a decirlo porque no quiere lastimarte o le da miedo o... no sé. Y si tú tampoco te atreves, podrían pasar años antes de que finalmente lo descubran. Además, ¿qué tienes que perder al ser honesta sobre tus sentimientos?

Delicate (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora