Una sensación de nerviosismo recorrió mi cuerpo mientras ingresaba al aula. No entendía porque me sentía así, si solo era un día más de clases en la universidad.
Saludé a los pocos compañeros presentes y caminé hacia Sara que se encontraba sentada en uno de los asientos de la última fila.
- ¿Mal día? - preguntó apenas me senté a su lado.
Negué con la cabeza.
- Solo estoy algo cansada por la práctica pre profesional.
- Te entiendo, apenas vamos tres días de clases y ya quiero que se acabe el ciclo - comentó frunciendo el ceño - menos mal este es nuestro último año de estudios.
Toqué ligeramente su hombro.
- Ya nos falta poco para ser profesionales, me alegra saber que aún seguimos manteniendo nuestra amistad.
Conocía a Sara desde el primer día de clases en la Facultad de Educación, cuando ambas andábamos perdidas buscando nuestro salón de clases, sin saber que compartíamos el mismo. A partir de ahí, hemos sido inseparables.
Esa sensación de nerviosismo volvió a invadirme por dentro. La mujer que ocupaba mis pensamientos los últimos meses se encontraba en la puerta del aula. Ahora entendía qué estaba así porque sabía que hoy iba a volver a verla.
Observé detalladamente cada movimiento de la profesora Zender, desde cómo dejó su bolso en el escritorio hasta el mechón de cabello rebelde que se acomodó detrás de la oreja antes de hablar y dirigirse a nosotros.
- ¡Buenas tardes jóvenes! - saludó. Me dio gusto escuchar su voz después de dos meses de vacaciones.
Danna Zender, se veía tal y como la recordaba. Incluso, me atrevería a decir que estaba mucho más guapa que el año pasado.
Mis ojos se posaron sobre esa vestimenta formal que la hacía lucir tan bien: zapatos de tacón negros, traje de vestir beige y una blusa blanca que se ceñía a su figura delgada.
¿Por qué estaba tan pendiente de cada detalle suyo? Era como si una parte de mi la hubiera echado de menos y ahora que la tenía de nuevo frente a mí me sentía... ¿Feliz? ¿Tranquila?
- Es bueno volver a verlos a todos - su mirada se paseó por todo el aula, visualizando a cada uno de nosotros, apenas sentí su mirada sobre mi unos microsegundos - este año llevaremos una asignatura importante para su carrera profesional: proyectos y talleres, así que espero que trabajen arduamente para sacar buenas calificaciones, ustedes ya conocen mi método de trabajo.
La profesora Zender se giró hacia la pizarra para anotar el horario de la clase: Miércoles: 4:00 - 7:00 pm
- Al parecer los miércoles serán eternos - murmuró Sara a mi lado. Sin mirarla sabía que estaba haciendo un gesto de enfado.
A Sara no le caía bien la profesora Zender, debido a que el ciclo pasado habían tenido un fuerte intercambio de palabras por la nota de su examen final, lo que conllevó a que apruebe con la mínima calificación.
Me incliné hacia ella para susurrarle unas palabras.
- No te preocupes, yo haré tus tardes más amenas.
Volví mi atención a la pizarra tras verla sonreír. Hice mi mayor esfuerzo por entender los garabatos que estaban anotados.
- ¡Bien! Atentos por favor - solicitó la profesora Zender - explicaré brevemente los rubros a evaluar en la asignatura...
El sonido de un móvil interrumpió sus palabras. De un momento a otro tenía todas las miradas de mis compañeros e incluso el de la profesora sobre mi.
- Irina, apaga tu celular - la voz de mi amiga me hizo reaccionar.
Apagué el aparato inmediatamente.
- Lo siento profesora, no volverá a ocurrir - me disculpé. La mirada que me dirigía justo ahora era intimidante.
- Señorita Sanz, sabe perfectamente que los celulares están prohibidos durante mis clases - espetó con voz dura - la próxima vez no pasaré por alto una falta así. Es un aviso para todos.
Después de ese incidente me resultó imposible volver a verla fijamente, me sentía avergonzada por la llamada de atención. Por lo que fui una de las primeras en abandonar el aula apenas dio por finalizada la clase.
Mientras me dirigía a la salida revisé el celular para checar la llamada perdida de hace rato.
- ¡Gracias por esperarme! - la voz de Sara a lo lejos me detuvo a medio camino.
- Lo siento, sólo quería salir del aula lo antes posible - hablé cuando llegó a mi lado.
- No te preocupes, no eres la única, yo tampoco soportaba ver más a la innombrable - bufó molesta - por cierto, ¿quién te llamaba?
Sonreí ante la expresión que había usado. Desde lo ocurrido con la profesora Zender, Sara se refería a ella de esa manera. Miré la pantalla de mi celular y se lo mostré.
"Rodrigo"
- ¿Vendrá a recogerte hoy? - preguntó curiosa - para que me lleven a mi casa.
- Me avisó en la mañana que no iba a poder porque tenía una reunión familiar.
- Bueno, nos iremos en bus entonces.
Caminamos juntas en silencio hasta la parada del autobús. No quería hablar, solo pensar.
Los últimos meses mi mente se había convertido en un laberinto de pensamientos confusos y dudas. Hasta hace unos meses atrás estaba completamente segura de que amaba a Rodrigo. Hasta que la conocí y cambió todo. Hoy después de volver a ver a la profesora Zender, confirmé que la estabilidad que creía tener respecto a mis sentimientos ya no estaba más ahí.
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DESDE QUE LA VI
RomanceSus ojos marrones despertaron una parte que desconocía de mi. Sensaciones que antes no había experimentado. Todo cambió desde que la vi.