La semana se me pasó veloz, entre la mudanza de mis cosas hacia el departamento que había alquilado, las responsabilidades de la universidad y el trabajo.
Llevaba cuatro días viviendo sola, recién me iba adaptando al cambio, después de vivir desde siempre con mis padres y unas semanas con Rodrigo, tener un lugar únicamente para mi, significaba algo nuevo, pero que sin duda alguna me gustaba. El espacio no era tan grande, pero contaba con los servicios básicos que necesitaba, tenía buena ubicación y sobre todo estaba al alcance de mi bolsillo.
Terminé de acomodar los pocos libros que tenía en el estante de la pared. Me gustaba leer, pero a menudo no podía costear el valor de los libros en físico, por lo que leía en plataformas virtuales. Ahí sí tenía una amplia biblioteca lectora.
Reconocí el libro de Ernesto Sábato entre uno de mis textos de educación. Recordé que ni siquiera me había dignado a leer la primera hoja. La imagen de la profesora Zender sugiriendo esa lectura apareció en mi mente alborotando mi tranquilidad, ese libro era una clara referencia para tenerla presente. Sin pensarlo dos veces, lo guardé en mi bolso para devolverlo, era viernes y tenía que ir a la universidad en la tarde por una clase, así que aprovecharía para pasar por la biblioteca.
***
Salí del aula junto al profesor Salazar rumbo hacia la sala de profesores, que se encontraba en el primer piso de la facultad. Por algún error mi tarea no se había adjuntado correctamente en la plataforma web y tenía cero de calificación.
- ¿Y si se lo envío por correo electrónico cuando llegue a mi casa? - le insistí por segunda vez, esperando que ceda para poder irme al trabajo.
- Necesito verificar que me ha mandado la tarea, señorita Sanz - se ajustó las gafas de medida. Entendí que nada lo haría cambiar de opinión.
Mientras el profesor Salazar abría su casillero me di vueltas por su alrededor leyendo los demás nombres de docentes que figuraban en los otros casilleros. Hasta que leí el suyo escrito en letras cursivas: "Danna Zender"
El profesor Salazar jaló una silla del rincón y se sentó frente a una mesa vacía con su laptop. Imité su acción y me senté a su lado.
Dado que, no había traído mi laptop, y él quería comprobar ahora mismo que sí le envié la tarea, solo me quedaba ingresar a la plataforma web desde su ordenador portátil.
- Entre a su cuenta - señaló tras cerrar su sesión.
Tecleé rápidamente mi correo universitario y la contraseña. La página se demoraba en cargar.
- ¡Buenas tardes! - tan pronto escuché esa voz aguda aparté la mirada de la pantalla.
La profesora Zender se encontraba de pie en la entrada. Sus ojos estaban fijos en algún lugar de la sala que no estuviera cerca de mi.
El profesor Salazar le devolvió el saludo sin darle mucha importancia a su presencia, al parecer su interés solo era ver mi tarea.
- ¡Buenas tardes, profesora! - la saludé y centré mi atención nuevamente en la pantalla que tenía al frente.
- Aquí está la tarea - dije luego de unos minutos - aquí abajo sale la fecha de envío.
El profesor Salazar volvió a ajustar sus gafas y observó la pantalla detalladamente. Me moví en el asiento incómoda, al saber que ella continuaba en la sala de profesores.
- Tiene razón, señorita Sanz. La tarea fue adjuntada dentro del tiempo establecido, todo parece indicar que lo ocurrido ha sido parte de un fallo en la plataforma web.
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DESDE QUE LA VI
RomanceSus ojos marrones despertaron una parte que desconocía de mi. Sensaciones que antes no había experimentado. Todo cambió desde que la vi.