CAPÍTULO VI

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Estaría mintiendo si dijera que la llegada de la profesora Zender no causó ninguna emoción en mi. Más aún, sabiendo que una de las razones por las que me encontraba ahí, era para verla.
Hoy ella se veía especialmente hermosa con ese traje verde agua que relucía su delgadez y el maquillaje natural de su rostro que resaltaba sus ojos marrones. Para mí, era la más bella del lugar. 

- ¡Danna! Si viniste - exclamó efusivamente Cristel, yendo hacia ella. Al parecer, no era la única emocionada por verla. Solo que yo no lo expresaba.

Le di un sorbo a mi bebida y me dispuse a ver la pantalla de la laptop fingiendo interés por alguna pieza de la amplia lista del repertorio musical.

- Bien, vamos a animar este cumpleaños con buena música - Cristel se colocó a mi lado y le dió click a una música. Por los altavoces comenzó a escucharse la voz de Eddy Herrera.

- ¿Ya conoces a Danna? - su pregunta me tomó por sorpresa.

- Si, es mi profesora, ¿por qué?

- Con razón no quiso venir aquí cuando le mencioné tu nombre. Danna a veces suele ser algo borde, seguro ya te habrás dado cuenta.

No era tan difícil notar el carácter que tenía la profesora Zender.  Me bastó solo un par de clases para conocer esa característica suya.

- No te preocupes, sé cómo es - dejé mi vaso sobre el mueble - ¿Tienes un cigarro?

- Lo siento, no fumo, pero ahorita te consigo algunos, ya vuelvo.

Observé como Cristel se acercó hasta el grupo donde estaba Samuel, su pareja. Le habló en el oído y seguidamente sacó de su chaqueta una cajetilla de cigarros.

Mis ojos volvieron a pasearse por todos los presentes buscando a una persona en específico.
Mi mirada se congeló justo frente a la escena que acababa de presenciar.
¿Era real o el alcohol estaba haciendo efecto en mi cuerpo?
Aparté la mirada por un instante de la escena y la regresé nuevamente. Era real.
La profesora Echevarría continuaba besando a esa mujer de cabello castaño.
¿Cómo se llamaba? Me había presentado tan rápido a cada uno que apenas llegué a memorizar algunos nombres.
¿Julissa? ¿Julia? … ah ya me acordaba: Julieta.

- ¿Irina? ¿Todo bien?

Volví a mirar a Cristel, le recibí la caja de cigarros junto a un encendedor.

- Si, iré al patio un rato, en unos minutos regreso.

- ¿Te acompaño?

Negué con la cabeza.

- No, gracias. Quédate aquí poniendo el ambiente con la música.

- Ahora voy a sacar a bailar a todos - se rió - No tardes o iré por ti para traerte a bailar también.

Salí al patio y me senté en una banqueta de madera. Prendí un cigarro y le di una calada.
La escena que había presenciado hace unos minutos volvió a invadir mi mente.
La profesora Echevarría y yo hablábamos con frecuencia de muchas cosas, pero su vida amorosa era un tema que ella prefería no mencionar en nuestros diálogos, y lo respetaba. Por lo que, no intentaba hurgar sobre ello. Sin embargo, ahora ya sabía que le gustaban las mujeres.

Terminé el tercer cigarro y regresé a la sala. Cristel estaba bailando cariñosamente con su pareja. Pese a la diferencia de edad que había entre ambos, parecían complementarse.
Esquivé a otros invitados que también estaban bailando y entré a la cocina.
Boté las colillas de los cigarros y me senté en uno de los taburetes a comer las papitas que estaban en una bandeja. Tenía hambre.

- ¡Hola! ¿Irina, cierto?

Miré a la mujer de traje azul noche que se encontraba en la entrada de la cocina. Asentí con una sonrisa.

DESDE QUE LA VIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora