CAPÍTULO XIX

1.1K 69 4
                                    

Una revolución interna sacudía mi cuerpo cada segundo que Danna Zender se demoraba en abrir la cerradura de la puerta.

La zona en la que se ubicaba su casa se encontraba totalmente alejada del departamento en el que vivía e incluso de la dirección a la universidad. Así que, ello reducía las probabilidades de que algún conocido nos viera juntas a horas de la noche.

- Pasa - habló ella haciéndose a un lado para que ingrese.

Una vez dentro, no pude evitar curiosear con la mirada todo el lugar. El aroma de su perfume estaba impregnado en cada espacio de la casa. La sala se veía acogedora con ese largo sofá de color arena y cojines decorativos acomodados de manera ordenada.

- ¿Quieres algo de beber? - su pregunta irrumpió mis pensamientos.

- Un vaso de agua, por favor.

- Bien, ahora te lo traigo - desapareció por una puerta que supuse daba a la cocina.

El enorme mueble que se hallaba en un rincón acaparó mi atención. Quedé impresionada ante la cantidad de libros que tenía, mi librero a su lado parecía un chiste. Danna Zender sí que leía bastante.

Leí algunos títulos por encima, me di cuenta de que su gusto era variado.

- ¿Te interesa alguno? - su voz detrás de mí me sobresaltó.

Giré sobre mis talones topándome con su cercanía.

- No sabía que leías tanto.

- Hay varios datos que no sabes de mí, Irina.

Recibí el vaso de agua con la mano sana, y le di un sorbo.

- ¿Me dirás de qué vamos a hablar?

Su acción me tomó desprevenida. De un momento a otro sujetó la muñeca de mi mano herida dejando expuesta los cortes de la palma.

- De ti, Irina. Quiero hablar de ti.

- ¿Ahora si tienes tiempo de escucharme? - le cuestioné, liberándome de su agarre.

- Sentémonos en el sofá.

Nos desplazamos hacia el sofá color arena y nos sentamos manteniendo una considerable distancia. Dejé el vaso de agua sobre la mesa del centro.

- Sé que actué fatal contigo - comenzó a decir - no sabes cuánto lamento haber herido tus sentimientos, últimamente, he estado hecha un lio.

- No es justo que me hayas evitado así, luego de haberme dado a entender que sientes algo por mí, Danna - la confronté con cierto enfado latente.

Ella movió el cojín del medio y acortó la distancia que nos separaba.

- No ha sido sencillo procesar que me gustas, Irina, más aún sabiendo que eres mi alumna.

- ¿Qué es lo que pretendes con decirme eso?

Me desarmé por completo ante su movimiento.

Danna estaba abrazándome, tenía sus brazos aferrados a mi espalda y la cabeza recostaba sobre mi hombro. El corazón me palpitaba a más no poder, su simple contacto sucumbía a toda mi tranquilidad. Cerré los ojos atesorando ese momento en lo más profundo de mi ser.

- No quiero que nos llevemos mal - susurró en mi oído. Su respiración se escuchaba agitada. Al menos no era la única que se encontraba con miles de remolinos emocionales por dentro - estoy segura de que algo bueno puede surgir entre las dos, quizás no ahora, pero más adelante si.

Me separé de ella y la vi fijamente.

- ¿Por qué no ahora?

- Porque ahora soy tu profesora - torció los labios como si le costara aceptarlo - y tienes pareja, Irina.

DESDE QUE LA VIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora