Sara tenía la mirada fija en los niños que jugaban en el área de juegos, como si realmente estuviera interesada en ver cómo unos pequeños de entre cuatro a seis años se tiraban de un tobogán. La conocía tan bien que sabía que en realidad solo estaba aguardando a qué le hablara.
Llevábamos varios minutos sentadas en la banca de un parque que quedaba a unas cuadras de su casa, no podía seguir alargando el silencio.
Respiré profundo.
- No... no, sé - ella me miró - cómo vas a asimilar lo que te voy a decir, pero eres mi mejor amiga y confío en ti.
Sus manos tomaron las mías animándome a que continúe.
- Desde el ciclo pasado me he estado sintiendo atraída por la profesora Zender - noté sorpresa en sus ojos - no sé cómo sucedió, solo soy consciente que jamás había experimentado sensaciones similares a las que ella provoca en mí con tan solo mirarme, y me siento mal, porque pienso que de alguna forma estoy traicionando a Rodrigo.
Separé mis manos del agarre de Sara y me limpié las lágrimas del rostro. Una parte de mi se sentía libre porque al fin le estaba contando a alguien todo lo que había guardado en mi interior durante estos meses.
- Tenía mis sospechas sobre tu gusto por ella - soltó Sara tras un prolongado silencio.
¿Qué?
- En estos años de amistad he aprendido a conocerte, Irina - prosiguió - tu actuar cuando estás frente a la profesora Zender es algo evidente, sin mencionar las miradas que he visto que le tiras cuando nos da clases.
- Yo pensaba que estaba siendo discreta...
Sara rompió la poca distancia que nos separaba de la banca y me abrazó. El aroma a almendras de su cabello me invadió las fosas nasales.
- No tienes porque sentirte mal, Irina. El amor es impredecible. ¿Es la primera vez que te gusta una mujer?
- Si - confesé con un nudo en la garganta - pero es muy confuso, durante todos estos años no había sentido ningún tipo de atracción hacia una mujer...
- Hasta que la conociste - completó por mi.
- Exacto - confirmé - ahora no sale de mis pensamientos, y no te miento cuando digo que he intentado evitar cualquier tipo de emoción por ella. Sin embargo, no puedo seguir negando lo evidente, tengo que aceptar que me gusta Danna Zender.
Me separé un poco de Sara para verla.
- ¿Has intentado algo con ella?
Negué con la cabeza.
- Sé que no es recíproco, basta ver cómo me trata para saberlo. Además, no conozco nada de ella, seguro hasta está casada y yo ni enterada.
- Sabes que ella no me agrada por lo que pasó en la asignatura pasada, pero no voy a negar que es guapa y que se mantiene muy bien a su edad, aunque su carácter ya es otra cosa, parece ser que odia a cualquiera que se le cruce en el camino, así que no creo que esté casada.
Aunque me costaba admitirlo, Danna Zender no pasaría de ser un "amor imposible" en mi vida, estar juntas era una opción tan lejana como un sueño, pues nos separaban muchas diferencias, una de ellas el ser: profesora - alumna.
- ¿Hablaras con Rodrigo sobre lo que sientes? - la voz de Sara me regresó a la conversación.
- Debo hacerlo, si me he fijado en otra persona es porque algo no está marchando bien en nuestra relación.
- Irina, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, tienes mi apoyo y confianza - estiré mis brazos y la abracé - te quiero mucho.
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DESDE QUE LA VI
RomanceSus ojos marrones despertaron una parte que desconocía de mi. Sensaciones que antes no había experimentado. Todo cambió desde que la vi.