CAPÍTULO XXIX

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Garabateaba en mi cuaderno las palabras que el profesor Salazar apuntaba con el plumón acrílico azul en la pizarra, aunque tenía la mente en otro lado, estaba poniendo toda mi voluntad por comprender la explicación de la clase.

El toque en la puerta hizo que posara mi atención hacia esa dirección. El profesor Salazar dejó el plumón en su escritorio y se acercó a abrir. Al no lograr visualizar a la persona que se encontraba en la otra parte, continúe escribiendo lo que me faltaba.

- Señorita Sanz - el profesor Salazar me llamó desde la entrada - la buscan en la oficina de dirección. Salga, por favor.

Mis ojos directamente se dirigieron a Sara, quien se encogió de hombros confundida al igual que yo.

Guardé rápidamente mis cosas en el bolso y salí del aula ante la atenta mirada de mis compañeros.

- ¡Buenas tardes, Susy! - la saludé al verla de pie al costado de la puerta.

- ¡Vamos! La directora Scott te está esperando - dijo echando a andar.

Susy era la secretaria de la facultad, por tanto conocía los informes acerca de cada acontecimiento que ocurría. No perdía nada intentando sacarle algún tipo de información.

- ¿Sabes de qué quiere la directora hablar conmigo?

- En unos minutos lo descubrirás.

- Susy, dime, por favor, sé que lo sabes.

De pronto se detuvo y se acomodó las gafas.

- La directora Scott no me ha comentado lo sucedido, solo sé que también ha conversado en su oficina con la profesora Zender y que ahora quiere verte a ti.

La imagen de Julieta apareció en mi mente. Habían pasado dos días desde que habló conmigo y hasta el momento no sucedía algo malo. Danna confiaba en que continuaría todo normal, sin embargo, yo presentía que tarde o temprano las palabras de Julieta iban a hacerse realidad. Hoy era el día.

Llegamos a la oficina de dirección en silencio. Susy tocó la puerta avisando mi llegada y seguidamente me hizo una seña para que ingresara.

- Tome asiento, señorita Sanz - indicó la directora Scott sentada formalmente tras su escritorio.

Me senté rápidamente en una de las sillas vacías.

- ¿De qué quiere hablar conmigo? - inquirí directamente.

- Señorita Sanz, ¿se encuentra en el noveno semestre de la carrera profesional de educación, cierto?

- Así es.

- Ya lleva cuatro años aquí - su mirada oscura me intimidaba tanto - entonces, está de más que le pregunte si conoce el reglamento académico de esta universidad, porque ya lo debe tener claro, incluido el apartado sobre relaciones docentes - estudiantes, ¿Verdad?

- Disculpe, ¿A qué viene esto? - formulé tratando de mantener la calma.

- Señorita Sanz, hace dos días me enviaron de manera anónima a mi correo personal algunas imágenes. El caso es que en esas fotografías se observa a la profesora Zender y a usted en situaciones comprometedoras, asimismo en la parte final del mensaje se señala que ambas sostienen una relación sentimental. ¿Qué tiene que decir al respecto?

- Es una mentira. La profesora Zender únicamente es mi profesora.

Las palabras se me escaparon de la boca antes de poder detenerme a meditar bien la respuesta.

Había mentido, ya no podía retroceder, debía seguir manteniendo la misma postura.

Esperaba que lo que sea que haya visto la directora Scott en esas imágenes no fuera nada que evidenciara lo que en verdad existía entre Danna y yo.

DESDE QUE LA VIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora