El silbido de la tetera en la cocina me despertó.
Eran las 6:05 am, pero el cielo se veía más oscuro de lo normal, probablemente llovería dentro de poco.
Tras cepillarme los dientes y lavarme la cara, ingresé a la cocina, contemplando de inmediato a la mujer que se movía con soltura por la estufa. Recorrí con la mirada la silueta de Danna, la camiseta que llevaba puesta no cubría lo suficiente sus muslos, verla así hacía divagar mi imaginación. Su cuerpo era puro arte, una maravillosa creación que generaba deleite con tan solo tenerla cerca.
De un momento a otro ella se giró viéndome. Una sonrisa burlona en su rostro me hizo saber que se había dado cuenta que mi atención estaba perdida entre las curvas de su cuerpo. Sentí como mis mejillas se sonrojaron.
- ¿Tienes hambre?
Me resultó imposible no tomar esa pregunta con doble sentido.
Danna se acercó peligrosamente enroscando sus brazos alrededor de mi cuello rompiendo la corta distancia que nos separaba.
- ¿Entonces, te sirvo? - dejó un fugaz beso en mis labios.
- Eh, si, claro - respondí enseguida.
El desayuno transcurrió de forma amena. La comodidad que existía entre ambas nos permitía compartir silencios agradables sin ningún problema.
- Ayer no te di tu regalo - hurgó en su bolso buscando algo.
- ¿Eh? Pensé que el pastel lo era.
- Pues no. Es este.
Recibí la pequeña caja dorada.
- ¿Qué es? - inquirí con una sonrisa.
- Descúbrelo por ti misma.
Abrí la caja y me encontré con una hermosa pulsera de plata con un dije de corazón.
- ¿Te gusta?
- Me encanta, pónmela, por favor.
Danna sacó la pulsera de la caja, sujetó mi muñeca izquierda y me la abrochó alrededor.
- Gracias, gracias - besé sus dos mejillas.
- ¿Ves este corazón? - sujetó el dije de la pulsera.
- Si.
- Representa mi amor por ti, Irina. Tenlo siempre presente ¿si?, aunque no estemos cerca, mientras lleves esta pulsera, llevarás mi corazón contigo.
- Te quiero, Danna - la envolví entre mis brazos.
- Yo te quiero más, preciosa. - besó la coronilla de mi cabeza - ¿Estudiaste para el examen de mi asignatura?
- Que forma de arruinar nuestra escena romántica - me separé de ella y la miré seria.
- Solo quiero corroborar que aprobarás el semestre.
- Tú me has estado distrayendo desde ayer en la noche.
- ¿Esa es tu excusa? - se cruzó de brazos - Has tenido otros días, no me digas que ni siquiera te has atrevido a abrir tu cuaderno de apuntes.
- ¿Y si me apruebas sin dar el examen?
Reí al verla virar los ojos.
- ¿Y si te doy un beso, lo piensas? - insistí.
- ¿Por un beso? Creí que ya sabías que soy muy exigente.
- Puedo darte mucho más. Solo pídelo, Danna.
En un rápido accionar, ella sujetó mis caderas haciendo que terminara sentada encima suyo en la silla.
- ¿Intenta sobornarme, señorita Sanz?
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DESDE QUE LA VI
RomanceSus ojos marrones despertaron una parte que desconocía de mi. Sensaciones que antes no había experimentado. Todo cambió desde que la vi.