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- ¿No era a ti a la que le gustaba los mayores?

- No, no, no, no confundas. No es lo mismo ese señor. Que Johnny Depp, por ejemplo
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Delia recorría el balcón por vigésima vez, podía asegurar que llevaba ahí afuera una hora, siendo suficiente para que el sol quemase un poco la piel de sus hombros, ya que estaban en verano y el sol daba fuerte, sobre todo a esa hora.

Le quedaría tan solo media hora para que su clienta llegase a su apartamento, y seguía en toalla y con el pelo seco sin peinar, eso solo significaría problemas después.

Delia escuchó el tintineo de unas llaves, y se acercó rápidamente a la puerta de cristal esperando ver a su vecino. Pero no. En lugar de su vecino estaba el vigilante del edificio.

Ambos chocaron miradas, y el rostro del mayor mostraba una expresión fuerte de confusión, pero no sólo él, sino que ella también estaba confusa. La chica no le tuvo que decir nada, ya que él solo se acercó a abrirle la puerta.

— ¿Qué hacés acá afuera? —Delia seguía molesta, pero sabía que no le debería de contestar mal porque no era su culpa. Por lo que decidió ignorar su pregunta.

— ¿Dónde está el chico que vive aquí? —le atacó con otra pregunta dirigiéndose a la puerta que comunicaba ambos apartamentos.

— Mm se fue, pero antes de irse me dijo que pasada una hora subiese a su departamento —el hombre no entendía nada de lo que estaba pasando—. Al principio me quedé confuso, pero ahora entiendo el motivo.

No tardó en conectar ideas que se dio cuenta de que le dijo eso para sacar a la chica del balcón, pero aún así no lograba pensar el porqué esa muchacha estaba ahí.

Delia abrió la puerta, dando gracias al cielo de no haberla cerrado antes. Y antes de irse se giró al hombre mayor.

— Muchas gracias por haberme abierto, pero debo irme lo más rápido posible —el hombre le hizo un gesto de que no importaba.

La chica no tardó en cerrar la puerta detrás de ella y comenzó a correr al baño, su cuerpo estaba seco por todo el tiempo que pasó fuera, pero tenía que arreglar sus pelos como sea. Antes de eso fue a dejar su móvil cargando, ya que mientras estaba encerrada se puso a jugar a cualquier juego con tal de quitarse el aburrimiento.

Primero se desenredó todo el pelo, para después coger la plancha y hacerse ligeros tirabuzones, para que quedasen un poco natural. Al terminar corrió a su armario cogiendo la ropa interior.

Falling Fast  |  Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora