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— Re raro, porque él siempre fue re cariñoso con sus novias.

— ¿Qué quieres Vanesa? 
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Delia se terminaba de peinar a la vez de que Matías terminaba de ponerse sus zapatos. Hoy debían de volver a ir a buscar trajes y vestidos, pero esta vez para los novios. Cada uno tenía que acompañar al novio o novia a elegir la vestimenta.

La chica en su interior se sentía emocionada, para ella los vestidos de novia siempre han sido los vestidos como los de las princesas Disney, y de pequeña siempre soñó con su propia boda y como sería el vestido, y aunque poco a poco con su crecimiento haya dejado todas esas ideas atrás, la emoción se seguía manteniendo de ver todos esos vestidos blancos.

Ambos salieron de la cabaña encontrándose con todos los que irían, que eran los mismos que los de la otra vez. Mariela, Daniel, Marisa, Marco, y ellos dos, tenían que recorrer el mismo camino juntos, y ya después en una calle se separaban.

Mariela, Marisa, y Delia llegaron a la tienda de vestidos de novia, que para las más jóvenes era la primera vez que entraban a una, y Mariela disfrutó como ambas chicas veían y tocaban todo con admiración.

— Esto es re lindo —dijo Marisa todavía con la boca abierta. Ya llevaban un rato viendo los diferentes vestidos que se estaba probando Mariela—. El brillo de esta tienda deslumbra.

— La pena que da solo utilizarlo una vez —Delia habló con tristeza tocando la tela de un vestido.

— Yo me lo pondría hasta para dormir boluda —ambas rieron.

— Una vez al mes cerebraría una mini boda para poder ponerme el vestido —comentó la chica más joven.

Llevaban un rato sentadas viendo las diferentes opciones de vestido que se probaba la mayor, que aunque la mayoría de ellos le quedaba súper bien, ella no se veía agusto, por lo que se seguía probando diferentes estilos.

— ¿Qué tal este? —Mariela salió con un vestido precioso, de un blanco radiante, en el que los brazos era de tela lencera, y tenía una cola larga. Ambas chicas quedaron con los ojos y la boca abierta, viendo lo bonita que se veía la mujer en ese vestido.

Falling Fast  |  Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora