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— Tengo que repasar Matías.

— Yo te ayudo a repasar, no necesitás eso.


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A la mañana siguiente ambos tuvieron que madrugar a una hora temprana, ya que ninguno había hecho la maleta para el viaje. Además, a Delia le faltaba la última parte del libreto de Matías, por lo que ahora estaba comiendo una manzana mientras intentaba memorizar la última información.

Ella ya estaba preparada, estaba con un pantalón corto vaquero, una camiseta de tirantes y unos tenis, hacía demasiada calor ese día. Batman y Robin la seguían con la mirada mientras está daba vueltas por el salón, de vez en cuando Robin daba un pequeño gruñido para que Delia le diese un trozo de la fruta.

Unos ligeros toques en la puerta hizo que los tres mirasen a esa dirección.

— ¡Pasa! —alzó la voz hacia su vecino, este entró metiendo también la maleta que llevaba consigo para el viaje.

— ¿Estás lista? —Matías iba casi igual vestido que la muchacha, a diferencia de la camisa que llevaba él, que tenía un estampado raro.

— Si, cojo el bolso y nos vamos —le aviso dirigiéndose a su habitación, para coger donde guardaría las cosas esenciales para el camino.

En ese momento Matías vio las maletas de la chica—. ¿Llevas dos valijas?

— Si, en una llevo mis cosas y en la otra las cosas de Batman y Robin —contestó mientras se acercaba a él con el trasportin de su gato.

— ¿Ellos también vienen? Pensé que se quedaban acá.

— Si claro, ¿y quién los alimenta? —le miro de reojo mientras metía a Batman en su caja—. Además, no puedo estar tanto tiempo separados de ellos.

Matías notó que la chica seguía molesta por lo que había ocurrido el día anterior, la forma seca de contestar que estaba teniendo Delia se lo confirmaba, además de que solo lo había mirado por medio segundo.

Cuando habian terminado de preparar todo, bajaron hacia la calle donde tenían el coche del muchacho aparcado, no era un coche nuevo pero era suficiente para hacer el viaje.

Matías se encargó de guardar todas las maletas en el coche, mientras que Delia se encargaba de asegurar sus mascotas en los asientos de atrás, amarrandolos con correas especiales para animales, como si fuera un cinturón de seguridad. Cuando ambos acabaron se subieron al coche para iniciar el viaje.

Falling Fast  |  Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora