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— Me gustaría saber que significa cada uno de tus tatuajes.

— Cuando quieras.
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Delia estiró su cuerpo sintiendo un dolor punzante en su vientre, llevó rápidamente sus manos ahí soltando un quejido.

Abrió sus ojos viendo que seguía en el sofá, pero sola. No le dio muchas vueltas y se levantó para ir directo al baño, sospechando de ese dolor repentino. Y efectivamente, había llegado su amigo Andrés de visita.

Soltó un quejido de frustración, lo bueno es que venía preparada al viaje, por lo que lo único que tuvo que hacer fue abrir el cajoncito del baño para coger todo lo necesario.

Cuando hizo todo eso bajó para prepararse un café caliente y poder tomarse la pastilla quitando todo el dolor. Cuando se estaba preguntando mentalmente donde estaba el chico la puerta de la entrada se escuchó.

— Ya te despertaste —Delia se giró encontrándose de frente con Matías.

Tragó duro al verlo. Iba con un pantalón corto de chándal y una camiseta abierta por los laterales, tenía el pelo desordenado, y estaba sudado haciendo que su piel brillase más. No le daba asco, al contrario, le veía muy atractivo, demasiado para su gusto.

Puta regla. Pensó al momento.

— Vení Robin, te daré agua —recogió el cuenco del perro para llenarlo de agua nueva, y para eso tenía que ponerse al lado de la chica.

Delia notó al segundo los músculos tensos del chico, haciendo que tenga un aspecto más fuerte. La chica mordió su labio viendo la mano y el brazo del chico, encontrando que tenía las venas marcadas del esfuerzo.

— ¿Qué pasó? —preguntó el chico extrañado ante la mirada intensa de la chica y su inusual silencio.

— Nada —ni siquiera apartaba la mirada de encima del chico, viendo la mandíbula marcada de este.

Joder, Delia aparta la mirada ya. Agarraba con fuerza la taza para poder evitar echarse encima de Matías.

— ¿Estás mejor? —le preguntó, haciendo referencia de lo de ayer, mientras pasaba por su lado.

Delia pudo oler el rastro que dejaba el chico, y se impresionó de que no fuera desagradable, no olía a sudor, sino dejaba un camino de cierta colonia que iba a empezar a ser la favorita de la chica, mezclada con el olor a cigarro.

Falling Fast  |  Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora