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— ¿Me mientes y encima me niegas?¿Cómo puedes hacerme esto? Me prometiste que nos íbamos a casar.

— No le creas, está loca.
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Después de que Delia pidiese su bebida y volviese a la mesa con su mejor amigo, estuvieron hablando de todo un poco, como la vida de la chica cuando Carlos se fue, también de la vida del chico en sus comienzos en la gran ciudad, incluso hablaron de Batman y Robin, los cuales Carlos echaba mucho de menos.

Fácilmente se les pasó las horas bastante rápido, siendo cerca de las cuatro de la mañana. Y como ya se les habían acabado los temas para hablar, pero todavía no están los suficientemente cansados como para irse, hicieron lo que mejor se les da.

Beber.

No había una sola fiesta en la que estuviera Carlos y Delia juntos, en las que se gastaban todo su dinero en beber para disfrutar la fiesta al máximo, además de hacer varios juegos entre ellos.

Uno de ellos era el que apodaron como la carrera, no era muy original el nombre, pero fue el que pusieron cuando estaban borrachos en un bar, no se les podía pedir más.

Ese juego era bastante básico, se colocaba un número par de chupitos frente a ellos. Tenía que ser par porque así podían dividirlo a la mitad, dejando el mismo número para cada uno. Y básicamente tenían que beberlos antes de que el otro lo hiciera.

Para hacerlo más divertido ambos se apostaban cosas, por ejemplo, algunas veces fue que si ganaba Carlos, Delia debía de tatuarle gratis durante una semana, o si Delia ganaba, Carlos debería dejarle aquel cliente que gastase más dinero en un tatuaje a ella.

Varios de los tatuajes que tienen ellos son por esas apuestas. Carlos, por ejemplo, en el lateral de su glúteo tiene puesto 'Propiedad de Delia', por una vez que le ganó la chica.
En cambio, Delia se tuvo que tatuar en su rodilla, uno de los lugares más dolorosos, un tatuaje bastante grande cuando perdió contra su amigo.

Aunque el juego parecía de lo más fácil, no lo era tanto, porque solían escoger el alcohol más fuerte que tuviera el bar, haciendo casi imposible que pudiesen beberlo rápido.

— Vale vale —captó la atención del chico después de estar cinco minutos riéndose por una tontería que dijo—. Vamos a empezar por algo básico, ¿vale? —Delia estaba un poco bebida, tenía mucho aguante con el alcohol, pero se podía notar que había bebido porque sus mejillas estaban rojas y porque tenía muy mal equilibrio.

Falling Fast  |  Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora