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— Ya se que no te resistes a besar mis labios.

— Más quisieras vos.
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Matías se dejó caer en la puerta después de haberla cerrado, dejando escapar un suspiro. Toda su familia se había lanzado hacia la pareja recién llegada, y era normal, hacía mucho tiempo que no veían al chico, y cuando lo volvían a ver venía con una nueva persona, por lo que todos querían enterarse del chisme.

— Te odio Matías, ¿lo sabías? —Delia lo sacó de sus propios pensamientos.

A la chica solo le faltaba medio segundo para volver a encerrarse en el coche y volverse a su casa. Ella se creía que sería con su familia más cercana, ¡no con toda la familia extensa!. Delia soltó a sus mascotas para que estas empezaran a corretear por todos lados.

— Lo sé.

— Pues para recordártelo —cogió su maleta para subir las escaleras donde se encontraba la habitación.

Nada más arriba se tiró en la cama en plancha, hacía demasiada calor y las sábanas estaban muy frías, eso era placer puro para el cuerpo de la chica.

— ¿Cómo haremos para dormir? —preguntó sin levantar su cara de la cama, al escuchar los pasos del chico.

— Yo me niego a dormir en el sofá —Matías sabía por donde iba la chica.

— Oh vamos —se giró quedando boca arriba—. Yo te estoy ayudando, me merezco el premio de la cama.

— No jodas Delia, no me voy a destrozar la espalda en ese sofá —señaló a la planta de abajo. Se acercó a ella, y le dio un golpe con la mano en su pierna descubierta—. Correte.

— Que romántico mi novio —dijo con burla a lo último que había dicho el chico. Se movió hacia un lado dejando un hueco para él, que la imitó echándose en la cama, por lo que ambos quedaron mirando al techo—. Pues tendremos que dormir otra vez juntos —dejó salir un suspiro.

— Como si no quisieras —le dijo con burla, ella rodó sus ojos, y antes de que pudiera darle una contestación al chico, el sonido de una puerta cerrándose, unos pasos, y un grito, alarmó a la pareja.

— ¡Chicos! —Mariela subía por las escaleras.

Rápidamente Delia se colocó de lado mirando hacia el chico, dejando apoyada su cabeza en su mano con el codo sobre la cama, para tener una imagen más íntima con Matías, y se pegó más a él. El chico no se quedó quito tampoco al pasar un brazo por detrás de la chica, y el otro por debajo de su propia cabeza alzandola quedando así más cerca de la chica.

Falling Fast  |  Matías Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora