DADDY

2.9K 234 34
                                    

Era un día soleado, había un ambiente festivo, lleno de música y brillantes colores. Todos los ahí reunidos tenían algo en común, estaban celebrando lo orgullosos que se sentían de ser quienes eran y de amar a quien amaban. No se escondían, ni huían, y eso por alguna razón alegraba infinitamente su corazón.

Él había puesto mucho esfuerzo en su vestimenta, muy a su pesar tuvo que esconderla de su padre, por miedo a lo que él pudiera hacer si lo descubría fabricando esa ropa tan femenina.

Sus esfuerzos valieron la pena, pues ahora caminaba por la calle con su short corto de color blanco, un top que cubría su pecho, adornado con todos los colores de la bandera del orgullo, con un enorme corazón en el centro.

Ochako, su mejor amiga, lo ayudó con el maquillaje ese día. Ella le puso sombras brillantes en los ojos y un bonito labial rojo.

Iban tomados de la mano, cada uno con una bandera a modo de capa, mientras caminaban entre la multitud.

Estuvo incómodo al principio, como era su mala costumbre, pero conforme más avanzaban, cuantas más personas con vestimenta colorida y bellas sonrisas encontraban más iba venciendo la timidez. Hasta que incluso él tomó valor como el resto y lanzó un beso enorme a la cámara de un noticiero que estaba transmitiendo el evento.

Por fin se sentía libre, por fin estaba siendo él mismo, Izuku Midoriya.

Fue así hasta que en una de las avenidas principales comenzó un gran alboroto, al parecer uno de esos hombres fastidiosos estaba causando problemas. Ochako intentó huir de ahí, pues Izuku se dejaba llevar fácilmente por los insultos de ese tipo de personas. Cuando pasaron frente a los oficiales de policía vieron la causa del problema, Izuku se congeló en su sitio, mientras Ochako presa del pánico intentaba correr lejos.

El hombre problemático apartó con golpes a los oficiales de policía que debían mantener el orden, y saltó las vallas de seguridad apartando a la gente que se encontraba en su camino.

A pesar del miedo de los asistentes, nadie pudo hacer nada cuando ese hombre sujetó con una fuerza brutal el delgado brazo de Izuku.

—¡Muévete, arreglaremos esto en casa!

—Papá por favor, déjame explicarte…

—¡Cierra la boca si no quieres empeorar esto, Izuku!

Entre gritos y amenazas, Hisashi Midoriya se llevó a su hijo casi arrastrándolo. Su amiga y el resto de asistentes solo pudieron observar con horror y tristeza el espectáculo, nadie podía interponerse entre un padre y su hijo.

[...]

Hisashi tuvo que esperar a que el ojo de su hijo perdiera los tonos violáceos para cumplir sus amenazas. Aunque Izuku no quisiera comportarse como un hombre, le enseñaría a hacerlo a base de trabajo duro.
Lo envió lejos de la ciudad, lejos de sus amigos que le metían ideas estúpidas a la cabeza.

Lejos siquiera de la prefectura en que vivían, Hisashi tenía un conocido que llevaba una granja en la zona limítrofe entre dos prefecturas, ahí se comenzaba a trabajar temprano, en medio del sol ardiente y con actividades extenuantes, en ese medio Izuku dejaría de ser un muchachito inútil y se convertiría en hombre.

Lo obligó a hacer las maletas y un día sin aviso simplemente lo metió en un tren y le dijo que no podía volver hasta dentro de un año, sus estudios podían esperar, ahora era más importante no ver a su único hijo rebajándose al lugar de una mujer.

En pleno verano Izuku llegó a un lugar que parecía más un pueblo fantasma. En cuanto salió de la estación se encontró con un hombre alto, rubio, de aspecto escalofriante que se presentó como Toshinori Yagi, quien vivía con una amable anciana de nombre Chiyo.

Fueron amables mientras se presentaban y lo ayudaban a subir sus maletas al pequeño auto que conducían, él intentó devolverles la amabilidad, sin embargo, aún estaba demasiado sumido en sus propios pensamientos como para enfrentar lo que sucedía. De un día a otro había perdido el cariño de su padre, a sus amigos, su hogar; tenía que empezar de nuevo estando solo en un lugar desconocido, por supuesto era aterrador y frustrante.

KatsuDeku [One-Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora