Mr. Delincuente

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Tenía el rostro rojo de vergüenza, la mirada nublada que no era capaz de mantener contacto visual con los alfas que hasta hace unos momentos se veían tan animados conversando. Pensó que quizás ya se habrían dado cuenta, cómo no hacerlo, seguro sus feromonas estaban apestando el lugar, sin mencionar el aroma de alfa sobre él. Apretó los muslos ante la idea, ya era demasiado que Kacchan lo obligará a vestir con esa falda ridículamente corta y el top que apenas cubría su pecho, encima se atrevió a venirse dentro cuando se escaparon al baño. Sintió el semen filtrarse por sus panties, escurriendo entre sus muslos, ¡ellos lo olerían!

Sintiendo por sus feromonas la vergüenza del omega, Katsuki sonrió ampliamente mostrando los afilados colmillos, con un movimiento brusco metió su mano debajo de la falda de Izuku, los alfas frente a ellos vieron los dedos de Katsuki asomarse por debajo, acariciando descaradamente por sobre la mancha húmeda en la tela adornada con flores.

Izuku jadeó, pero no hizo ningún intento por apartar la mano del alfa, se recargó contra el pecho de Katsuki, dejando que lo tocara frente a los demás. Era parte del encanto de salir con ese alfa, su actitud agresiva, su descarada forma de tocarlo o besarlo. Izuku era el niño  de casa que terminó envuelto con un delincuente callejero.

El alfa lanzó un último gruñido feral, una invitación para los bastardos de no acercarse jamás a su omega, podían meterse el dinero de sus padres por el culo si les venía en gana, a Izuku no le gustaban los chicos bien portados, ni los caballeros de brillante armadura. Fue ese omega decidió meterse a la boca del lobo, desde esa lejana vez en que entró a un bar repleto de alfas en mitad de la noche, vistiendo como una ramera en busca de una verga.

De pronto Katsuki se levantó y obligó a Izuku a levantarse también.

—Fue una buena charla, ojalá no se repita nunca —dijo Katsuki con una sonrisa amigable, sin dejar de mostrar los colmillos.

Tiró con fuerza de Izuku, los alfas que habían estado hablando con él se levantaron, como si realmente tuvieran el valor de enfrentar al enorme alfa que huía con su víctima de secuestro frente a una enorme multitud.

Una sonora nalgada rebotó en cada muro, silenciando la estancia de pronto.

—¿No vas a despedirte, Zuzu? —preguntó Katsuki, peligrosamente cerca de la glándula de feromonas del omega.

—No-nos vemos luego, Sho, Iida, Momo —tartamudeó, intentando mantener una sonrisa temblorosa.

No solo la voz le fallaba, sus piernas también, de no ser por la mano que envolvía su cintura ya estaría en el suelo.

Sus amigos, esos alfas que pretendían pedirle una cita, por fin encontraron la fortaleza para gruñir, estaban ardiendo de furia, ese delincuente bastardo solo estaba jugando con ellos, mostrándoles que solo usaba a su precioso Zuzu como un juguete para saciar sus instintos más bajos.

A Katsuki no le importaron los patéticos intentos de esos niños alfa, salió de ese bar con Izuku apenas manteniéndose de pie, esparciendo sus feromonas de omega en celo por toda la calle. Lo arrastró al callejón donde había estacionado la motocicleta y lo obligó a recostarse con las piernas abiertas.

—Kacchan… —gimió Izuku, poniendo esa expresión de lujuria que encendía al alfa.

—¿Quieres hacerlo, bebé?, ¿qué pasará si tu papi Yagi te ve, eh?, ¿qué pensará tu querida mamá si ve a su hijo ofreciéndole el culo a un delincuente en medio de un callejón?

—Por favor… alfa…

Izuku había perdido todo rastro de pensamiento racional, expuesto ante las miradas curiosas que quisieran investigar al callejón hizo a un lado sus panties y le mostró al alfa su culo con el semen aún escurriendo.

Katsuki solo pudo reír, el niño bueno que antes se ponía a temblar con un beso se había convertido en una obediente puta. Él estaba fascinado con eso, con su precioso y adorado Zuzu. Quizás cuando a ambos se les bajara la calentura podrían seguir con su cita, una noche de películas en el autocinema de la ciudad, pero primero tenía que asegurarse de dejarle claro a su omega a quien pertenecía.

KatsuDeku [One-Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora