ATRAPADAS EN LA PENUMBRA

Capítulo 12

Capítulo 12

—No soy de hielo, pero, aunque sienta algo, no dude que me iré cuando tenga la oportunidad, no pretenda que me condene a este lugar.

Donghae salió de la habitación dando un fuerte portazo, estaba molesto, por toda la situación, se estaba comportando como un idiota a causa de aquella mujer y eso ya no podía seguir permitiéndolo. Le ofreció todo este mundo y ella lo rechazó.

Tiffany por otro lado, tenia el corazón acelerado, no sabía de dónde sacó tanta valentía para decirle todo aquello al rey de aquel lugar. Intentó mantener la calma, pues estaba segura de que él no le haría nada.

Aprovechó que él no estaba y se dio un largo baño y luego se acostó, aun faltaban algunas horas para que amaneciera, solo esperaba que, para ese momento, toda esta pesadilla ya hubiera terminado.

Por otro lado, Jimin estaba junto a Jennie, el príncipe aun no podía superar lo que había ocurrido hace algunas semanas cuando no le pudo cumplir, ella de vez en cuando se burlaba y eso ya lo tenia fastidiado.

—¡Si sigues mirándome te sacaré los malditos ojos! —Le gritó molesto

—Yo no te estoy mirando, no pierdo mi tiempo mirando a hombrecitos

El diminutivo que usó lo hizo perder la poca paciencia que tenía, se puso de pie y se acercó a ella para agarrarla del brazo. Salió con ella al exterior y la tiró al suelo.

—¡No estoy para tus estúpidos juegos, desde que no te pude cumplir no has dejado de fastidiar, ahora me da igual lo que suceda contigo, por mí que te lleven nuevamente a los calabozos!

Le dio la espalda con el propósito de entrar y dejarla ahí, si no estaba al interior de aquella pequeña cabaña, cualquiera podría herirla, pero antes de Jimin entrará, Jennie se puso delante de él.

—no me dejes aquí —le suplicó. —Ya no me burlaré, lo prometo.

—Pídeme perdón

—Perdón —Dijo Jennie con la mirada baja.

—Pídeme perdón de rodillas.

Jennie negó de inmediato, ni loca se arrodillaría ante él.

—Entonces hazte a un lado, piérdete de mí vista.

Quedó afuera y desprotegida, sus ojos se llenaron de lágrimas y varias de estas cayeron. Quiso mantenerse serena, pero el tan solo recordar todo el dolor que vivió por aquellos latigazos la hacían temer, no quería sufrir nunca más aquella tortura.

Se apoyó en un árbol que estaba cerca de aquella cabaña, quizás Jimin la perdonaría y la dejaría entrar nuevamente, por ello no quería irse lejos. Pasó bastante tiempo, y ya había amanecido, pero prácticamente en ese mundo seguía siendo de noche. A lo lejos escuchó un rugido, se puso de pie y tocó la puerta para que Jimin le abriera, pero este no salió.

El rugido se hacía cada vez más cerca, a tal punto que incluso pudo ver en las alturas al dueño de aquello. No podía quedarse ahí como si nada, Jimin no abriría la puerta y en ese momento estaba corriendo un grave peligro. Corrió lo más que pudo lejos de aquel horrible dragón, pero no llegó tan lejos como quería, pues más adelante había unos guardias custodiando el bosque.

—una espía —dijo un guardia que la había visto, todos los demás miraron hacia ella.

La sangre se le heló, quiso correr en sentido opuesto, pero uno de ellos la paralizó.

—¿Deberíamos torturarla de inmediato? Necesito liberar toda la energía que tengo acumulada.

—libera tu energía en otro lado.