Capítulo 14

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Capítulo 14

—¿Dijiste Tiffany? —Su corazón latió sin control al escuchar el nombre de su hermana, por fin sabía dónde estaba.

—Si ¿La conoces?

Jennie no sabía que responder en ese instante, pero de alguna manera tenía que impedir que ambos se fueran de aquel reino.

—No, para nada —Respondió finalmente. —¿Seguiremos huyendo o no? No es bueno quedarnos aquí conversando.

—¡Yo no estoy huyendo!

—¿Y que se supone que estás haciendo? Le temes al rey y estás huyendo conmigo.

—¡Si sigues diciendo estupideces no dudaré en dejarte aquí!

—¿Por qué siempre te alteras por todo? Tu cambio de humor ya fastidia —dijo un tanto molesta. —¿nos iremos o lucharás por Tiffany? Quizás podrías secuestrarla, yo te ayudaría.

Sabía que lo que decía era algo estúpido y extremo, pero no sabía que método ocupar para poder ver a su hermana de una vez por todas. De alguna manera tenían que reunirse para poder escapar de aquel maldito lugar.

—¿Secuestrarla?

—Por supuesto, en mi opinión es lo mejor, no puedes irte sin haber hecho algo para tenerla.

—Quizás tengas razón, pero mi padre... quiero decir el rey tiene muy bien vigilada a Tiffany, me sería imposible secuestrarla y más ahora que revelé que el mató a mi hermana cuando apenas tenía unos días de nacida.

—¿Qué? ¿El rey mató a tu hermana? —Aquello le pareció absolutamente escalofriante, si el rey era capaz de aquello, no se imaginaba que haría con Tiffany.

—Si, era su propia hija, llevaba su sangre y aun así no le importó nada.

—¡Es terrible! Debemos hacer algo, Tiffany puede estar en peligro.

—Te preocupas mucho por ella —dijo un tanto extrañado.

—Lo que suceda con ella me da igual, me preocupas tú, no sería justo que el rey se quede con tu mujer ¿no te parece?

—Si, no es justo —Guardó silencio unos momentos, debía pensar con claridad. —No nos iremos, recuperaré a Tiffany.

—Se me ocurrió una idea estupenda para que la recuperes.

—Te escucho

—Quizás deba ganarme la confianza del rey, así podría tener libre acceso a hablar con Tiffany, también me ganaré la confianza de ella.

—Es la idea más estúpida que he escuchado, ni en mil años te ganarás la confianza de mí... del rey.

—¿Por qué no? ¿Tú no me tienes confianza?

—Confío en ti, pero el rey y yo no somos iguales, no pienses que el rey será igual a mí.

—Nada se pierde ¿Qué es lo peor que podría pasar?

—Que te torture y luego te ejecute —respondió el príncipe. —Así que quítate esa idea de la cabeza.

—¿Y tú tienes alguna idea mejor? Si el rey quiere torturarme o ejecutarme tú podrías ayudarme... ¿O dejarías que me lastimara? —Preguntó curiosa.

—No preguntes tonterías en este momento, si quieres hacer esa estupidez entonces vamos de una vez, quiero recuperar de una vez por todas a mi mujer, pero recuerda, no debes sentir miedo.

—¿Por qué no?

—No se te olvide que podemos leer la mente.

—Entonces lo mejor es hacer otra cosa —dijo ella rápidamente. —Si tu padre llega a leer mi mente nos matará, bueno a mí.

Jimin la miró por unos segundos, ¿Él permitiría que su padre hiciera eso? Claro que no.

—Tranquila, si algo llega a suceder, te sacaré de ese lugar, solo procura no sentir miedo, ahora vamos.

Jimin no iba a perder horas caminando, así que se transformó en un dragón, lo mejor era ir volando. Jennie quedó paralizada, ni siquiera podía pensar con claridad en aquel instante, ver a Jimin así la hacía temer y mucho.

—¡Sube de una maldita vez!

Escuchó la voz de Jimin en su mente, ella reaccionó y asintió. Como pudo se subió sobre él, todo parecía un sueño.

—Te dejaré cerca del palacio, tendrás que usar tus tácticas para ganarte la confianza del rey.

—Pero los guardias nuevamente pueden tomarme prisionera, ni siquiera tendré la oportunidad de conocer al rey.

—Estaré cerca de ti y les diré a los guardias que te lleven con el rey, espero que estos no sepan aun que él y yo estamos peleados.

No tardaron mucho en llegar, Jimin dejó a Jennie en el suelo, pero seguía convertido en dragón, cosa que a ella le extraño.

—¿Puedes dejar de estar convertido así? Me pones nerviosa.

—Deja de preocuparte por pequeñeces, ahora ve, estaré vigilando.

Jennie no perdió más el tiempo, no podía negar que tenía miedo, pero de cierto modo se sentía protegida, pues Jimin estaría atento.

Al llegar a la entrada del palacio los guardias la vieron, lo primero que dijo uno fue que había que llevarla al área de ejecución, ni siquiera habían tenido la sutileza de preguntarle quien era.

—¡No! —Gritó ella. —El príncipe dio la orden de que me llevaran con el rey.

—¿Pretendes que creamos eso?

—¡Es verdad, llévenla inmediatamente con mi padre, él verá qué hacer con esta mujer!

Jimin había aparecido delante de ellos, aunque claro, aún seguía convertido en dragón.

Los guardias obedecieron y llevaron a Jennie donde estaba el rey, este en ese momento estaba en su despacho pensando que haría con la mujer tan rebelde que tenía.

—Majestad, el príncipe Jimin ordenó que le trajéramos esta mujer.

Jennie sin lugar a dudas quedó sorprendida al ver al rey, en su mente se lo había imaginado como alguien mayor y no muy agraciado, pero era todo lo contrario.

—¿Jimin está por aquí?

—Estuvo por aquí hace pocos minutos, pero acaba de irse.

—¿No dijo nada más?

—No, solo que le trajéramos a esta mujer y que usted viera que hacer con ella.

—Retírense.

Los guardias obedecieron y Jennie se quedó a solas con el rey, hubo un largo silencio hasta que Donghae habló.

—No puedo leer tus pensamientos ¿Quién eres y por qué mi hijo pidió que yo viera que hacer contigo?

"Mi hijo", al escuchar esas palabras Jennie supo que el rey no odiaba a Jimin ¿Por qué ambos eran tan orgullosos? No llevaban la misma sangre, pero se notaba que ambos se necesitaban.

—Soy de otro reino y terminé en el bosque, un hombre me vio, me dijo que era el príncipe y solo me trajo hasta aquí.

—El perfectamente pudo torturarte, no entiendo porque me da ese trabajo a mí.

—el príncipe mencionó que se iba muy lejos y no tenía tiempo para ocuparse de mí.

—¿Dijo donde se iría? —Jennie negó. —¿Cuál es tu nombre?

—Lisa —respondió, no podía dar su nombre real, pues quizás aquel rey sabía de su existencia.

—Bien Lisa, serás mi mujer.

—¿Su mujer? —Aquello sin duda no se lo esperaba.

—Si y ahora mismo te presentaré a alguien.

El rey tomó su mano casi sin delicadeza, subieron largas escaleras hasta llegar a una habitación, al entrar en esta Jennie y Tiffany por fin pudieron volverse a ver.

—¡Tiffany, ella es Lisa y será mi nueva mujer, ya no necesito de tus servicios!

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ATRAPADAS EN LA PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora