ATRAPADAS EN LA PENUMBRA

Capítulo 36

Capítulo 36

Los Vulcanix estaban más que sorprendidos por tal ataque, quisieron atacar de vuelta, pero el rey JaeJoong los detuvo.

—Tienes mucho poder para ser un simple Vampiro Vulcanix, tu reina también tiene un poder impresionante —Comenzó hablar el rey. —Ni siquiera se puede comparar a las princesas que fueron a mi palacio.

—No me interesan los halagos, solo quiero de vuelta a nuestra reina.

—Primero quiero explicaciones —Demandó el rey JaeJoong. —¿Qué hacen ustedes aquí? Se perfectamente que aquellas princesas llegaron de otro mundo, ustedes también deben venir de ese mundo, pero quiero saber que hacen aquí.

—¡No responderé nada! —Gritó el guardia.

JaeJoong sonrió de lado y en un movimiento rápido salió de su mano un látigo de fuego que envolvió el cuello de uno de los hombres del rey Donghae.

—Habla, al menos que quieras que ese tipo muera

—¡No me interesa, ni siquiera lo conozco!

—¿Así es como pagas que los Draigmen los acepten en este reino? —Preguntó JaeJoong. —La ingratitud es algo que no puedo tolerar

JaeJoong sacó el látigo de fuego del cuello de aquel hombre y en un movimiento rápido el estomago de aquel guardia rebelde fue atravesado por un ataque del rey JaeJoong.

—Es cierto, tu poder es grandioso, pero jamás te olvides que eres nada más que un hibrido.

Aquel guardia cayó de rodillas y la sangre comenzó a fluir por su estomago y boca, la situación era impactante para los demás vampiros vulcanix que estaban presentes, pues ese hombre era el más poderoso entre su raza.

—¡Mátenlos a todos! —Ordenó JaeJoong y la guerra comenzó.

El rey Donghae, consciente del peligro inminente que se avecinaba en medio del conflicto, giró su mirada hacia su hijo Jimin con determinación. Sabía que era crucial garantizar la seguridad de las princesas en un momento tan caótico y peligroso.

—Jimin, debes llevar a las princesas a un lugar seguro fuera de este campo de batalla. Su protección es prioritaria. No puedo permitir que estén expuestas a este peligro —expresó Donghae con un tono serio y decidido, transmitiendo la urgencia de la situación.

Jimin, demostrando su lealtad y compromiso con su padre y su reino, asintió en comprensión y se preparó para llevar a cabo la orden del rey.

—Entendido, padre—respondió Jimin con determinación en sus palabras, listo para asumir la responsabilidad de resguardar a las princesas.

Con rapidez y eficiencia, Jimin se dirigió hacia los calabozos, consciente de la necesidad de alejar a las princesas del peligro que se cernía sobre el campo de batalla. Su objetivo era escoltarlas a un lugar seguro lejos del conflicto, asegurándose de que estuvieran fuera del alcance de la batalla y protegidas de cualquier amenaza que pudiera surgir en aquel momento crítico.

—¿Qué sucedió, Jimin? —Preguntó Jennie acercándose al príncipe.

—Debo sacarlas de aquí, la situación está un tanto compleja.

—¿Y Donghae? —Preguntó Tiffany. —¿Cómo está él?

—Mi padre me pidió que las llevara lejos de aquí, así que no es momento de perder el tiempo dando explicaciones, síganme.

Jimin, llevando a cabo la orden de su padre con determinación, dirigió a las princesas por los intrincados pasillos del palacio. Los sonidos de la batalla resonaban en cada rincón, mientras se movían con premura tratando de mantenerse a salvo de los enfrentamientos.