Bienvenidos al mundo de Seventeen.
Disfruta de las cortas historias que te traigo de cada integrante, porque todas merecemos soñar con ellos 🖤.
✨Actualizaciones constantes✨
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🩸 Vampire love 🩸
Desde pequeña, mamá solía contarme cuentos sobre criaturas extrañas que trataban de vivir normalmente entre nosotros, desde hadas mágicas hasta vampiros que solo buscaban encajar en la sociedad. Al final de cada cuento me decía:
—Ellos son como nosotros, solo que tienen dones diferentes —decía mientras acariciaba mi pelo —, no son malos, solo buscan amor y aceptación como nosotros —murmuraba antes de que cayera en un profundo sueño.
Después de tantos años, seguía creyendo lo mismo. Ahora que ya era una adulta, recordaba con nostalgia los cuentos y las palabras sabias de mamá.
Nunca expresé mi opinión respecto a ese tipo de temas que solían salir al azar en las conversaciones con mis amigos o compañeros para evitar así, miradas llenas de confusión y desaprobación. Mantuve mis opiniones solo para mí, pero jamás creí que conocería a una persona así.
Un día como cualquier otro, cuando fui a trabajar, el jefe de sección me comentó que habría un nuevo editor y que yo sería la encargada de enseñarle todo en la oficina. No me quedó de otra más que aceptarlo y esperé pacientemente a que esa persona llegara.
Las pisadas suaves detrás de mí me hicieron voltear llevándome una gran sorpresa al ver a un hombre tan atractivo acercándose a mí. Llevaba una camisa y unos pantalones de vestir negros junto con unos botines del mismo color, resaltando aún más su piel blanca.
"Como un vampiro" fue lo primero que pensé al verlo.
—Hola —sonrió con amabilidad, pero conservando su esencia fría —, soy Yoon JeongHan —se presentó.
—Mucho gusto —dije extendiendo mi mano para saludarlo y en vez de tomarla, solo me miró apenado sin aceptarla.
"Evita contacto físico" agregué otro pensamiento.
—Te enseñaré tu oficina —le dije sintiendo vergüenza, apretando mi mano en un puño.
—Gracias —sonrió levemente sin dejarme ver sus dientes, como si quisiera esconderlos.
Caminamos por el pasillo y llegamos a la puerta que tenía su nombre pegado en ella. Él sería el nuevo jefe editor que trabajaría con nosotros y al parecer, tenía mucha experiencia en el mundo de la literatura.
—Es aquí —le señalé —, la mía está justo a lado —él miró alrededor, sintiendo las miradas curiosas sobre él y su increíble físico.
Sentí una ráfaga de viento proveniente del aire acondicionado y la piel se me erizó al sentir frío y lo que más me llamó la atención fue su mirada llena de incomodidad y dureza. Por un momento pensé que estaba incómodo por todas las personas que lo miraban, pero pareciese que no le importaba aquello porque su mirada se mantenía pegada en mi.
