Bienvenidos al mundo de Seventeen.
Disfruta de las cortas historias que te traigo de cada integrante, porque todas merecemos soñar con ellos 🖤.
✨Actualizaciones constantes✨
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Había conocido a SeungKwan hace unos dos años, cuando yo trabajaba en una pequeña cafetería escondida en uno de los tantas calles de Seúl. No llamaba mucho la atención, pero podría asegurarles que era el mejor café que podrías encontrar en la capital, sobre todo porque era yo la que preparaba aquellas deliciosas bebidas. Un día llegó con mirada curiosa y su rostro escondido entre su gorra negra y un cubrebocas del mismo color, haciendo juego con toda su ropa.
Cuando entró y le di la bienvenida me miró con miedo por unos segundos al ver que era extranjera, pero cuando le hablé en su idioma su mirada se relajó y con un poco de vergüenza ordenó un americano con hielos y un pedazo de pan que recién había salido del horno.
—¿Llevan mucho tiempo aquí? —preguntó cuando estuvo sentado en una de las pequeñas mesas dentro del local.
—No mucho, unos cuantos meses —le contesté en coreano al ver que con precaución había hablado con lentitud —, no tenemos muchos clientes porque es un lugar pequeño, pero te aseguro que es el mejor café que tomarás.
No podía ver su rostro completamente, pero sospeché que sonrió ante mis palabras cuando noté que sus ojos desaparecieron unos cuantos segundos. Terminé de preparar su bebida y con un plato de cerámica rojo, llevé su orden a la mesa y le sonreí.
—Disfrútalo.
Él asintió con nerviosismo y por el resto de su estancia movía su cabeza como si estuviera aprobando cada sorbo de su café, mientras degustaba el pan relleno de crema pastelera pasando su lengua sobre sus labios repetitivamente cada vez que escribía algo en una libreta frente a él, golpeaba la mesa con un bolígrafo entre sus dedos blancos buscando concentración.
Al final, me agradeció con una sonrisa y prometió que regresaría pronto y al limpiar la mesa donde estuvo, me di cuenta que había dejado su libreta con las iniciales "B.S.K" marcadas en una esquina.
Me acerqué rápidamente a la puerta para ver si lo alcanzaba, pero no vi rastros de él sobre la pequeña calle. Regresé a la mesa y tomé la libreta sintiendo la suavidad, mi parte curiosa me dijo que ojeara un poco el contenido, pero el grito de la jefa no me lo permitió así que la guardé bajo la caja registradora y seguí su voz la cual me pedía ayuda en el almacén.
Al día siguiente esperé a que aquel muchacho viniera a la misma hora que el día anterior, pero nunca llegó. Me decepcioné y no sabía porqué si apenas lo había conocido, ni si quiera sabía su nombre. Pensé que por lo menos iría por su libreta así que la dejé guardada en caso de que viniera en búsqueda de ella. Cerré la cafetería y caminé a casa recordando sus ojos y su perfil, sintiendo curiosidad por él.
