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¡Feliz cumpleaños al líder más hermoso en este mundo!

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¡Feliz cumpleaños al líder más hermoso en este mundo!


Seventeen era una de las bandas más famosas del mundo dentro del Kpop, su fama era inalcanzable y su agenda estaba llena de conciertos, álbumes, entrevistas y contratos con marcas, pero a pesar de esto, ellos permanecían simples. Vivían cada día de sus vidas de manera normal, como seres humanos que hacen lo que les gusta. Cada uno tenía un estilo de vida, personal y acorde a su forma de ser. 

S.Coups, al ser el líder de la agrupación, mantenía una vida tranquila junto a mí. Una donde nadie sabía de la existencia de nuestra relación. La mayor parte del tiempo fungía su papel como idol, el resto del tiempo se lo dedicaba a su pequeña familia. 

—¿Ya está listo, mamá? —preguntó HaeRin asomándose a la cocina, se puso de puntas y trató de observar sobre la mesa. 

—Falta poco —le dije enseñándole el betún que le coloqué al pastel —. ¿Quieres ayudarme? —señalé las decoraciones. 

Ella asintió emocionada y se subió al banco para estar a la altura perfecta. Tomó una de las velas y analizó el pastel, tratando de ver en donde colocaría la vela. 

—¿Aquí? —preguntó insegura. 

—Dónde tú quieras —le indiqué y ella sonrió plenamente, sintiéndose un poco más confiada ante mis palabras. 

—¿Cuándo vendrá papá? —preguntó concentrada. 

—Cuando termine la práctica con tus tíos, vendrá y podremos darle sus regalos, ¿si? —ella asintió sin responderme, enfocada en sus movimientos. 

—Tengo hambre —dijo JaeIn entrando, con los ojos entrecerrado y su largo cabello enredado después de su siesta. 

—Papá llegará en un rato —les dije a las dos —, pueden comer algo mientras... 

—No, esperaré a papá —murmuró la mayor y HaeRin asintió, imitando las acciones de su hermana. Negué con la cabeza divertida al ver como se comportaban igual. 

—¿Listo? —pregunté cuando HaeRin se relamió los dedos llenos del betún de chocolate —. Lávate las manos —ella asintió y salió corriendo. 

—¿Te ayudo en algo? —preguntó JaeIn recargándose sobre la mesa. 

—No, mi niña —le respondí. 

—¿Lavo esto? —preguntó acercándose a los platos sucios. 

Asentí dándome por vencida, aceptando su ayuda para no hacerla sentir mal. Siempre fue servicial y buscaba como ayudar a todos, justo como su papá. 

—¿Envolviste los regalos, mamá? —preguntó HaeRin regresando a la cocina. 

—Si, están en el armario. Cuando papá llegue te encargarás de traerlos a la mesa, ¿si? 

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