Bienvenidos al mundo de Seventeen.
Disfruta de las cortas historias que te traigo de cada integrante, porque todas merecemos soñar con ellos 🖤.
✨Actualizaciones constantes✨
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando conocí a Vernon, me fascinó la manera en que era. Sentado al fondo del salón con sus audífonos puestos y el volumen al máximo, tan misterioso que incrementaba mi curiosidad por conocerlo más, pero era tan reservado que no me lo permitía.
Cada vez que quería hacerle tantas preguntas para conocerlo mejor y lo único que recibía por parte de él era:
—No lo sé —respondía divertido.
—¿No sabes si te gusta el helado de vainilla? —pregunté incrédula.
—Pues, si... creo.
Resoplaba cada vez que me contestaba con dos o tres palabras, pareciese que no quería que fuera su amiga o que lo conociese más. Tal vez no estaba interesado en mantener una conversación de más de cinco minutos conmigo.
—¿Cuál es tu comida favorita? —pregunté y él levantó sus hombros sin saber que responder —. ¿Música favorita? —me miró con sus ojos entrecerrados.
—No lo sé, toda supongo.
Pronto dejé de interesarme en ser su amiga y poco a poco dejé de frecuentarlo en la escuela. Comencé a sentarme a lado de Dino, quien se mantenía ocupado haciéndome reír y conociéndome, todo lo que no hizo Vernon, quien nos miraba extrañado por mi actitud.
—¿Por qué ya no te sientas conmigo? —preguntó un día, siguiendo mis pasos apresurados —. Ya no me hablas...
—¿Quieres que te hable? Cada vez que intentaba acercarme a ti, me alejabas, Chwe —reclamé enojándome al ver su rostro confundido —. Quería ser tu amiga.
—¿Querías? ¿Ya no quieres? —preguntó sin entender.
—No —le respondí con seguridad —, no le voy a estar rogando a alguien que no quiere mi amistad y no me valora.
Seguí caminando para dejarlo atrás aún más confundido por los palabras llenas de rencor.
Los días pasaron y cada vez sentía más la mirada de Vernon tratando de buscar acercarse a mí para encontrar la manera de entablar una conversación, pero no se lo permitía.
—¿Qué es lo que quieres saber de mí? —preguntó de repente sentándose a mi lado, respiré hondo para no explotar —. Dime que quieres saber y responderé a todo, solamente déjame...
