Dino.

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Canción recomendada:

🎵 Stay — BTS  🎵

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Cuando era pequeña estuve involucrada en un accidente automovilístico, el auto de papá rodó varios metros dando vueltas hasta quedar completamente desecho

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Cuando era pequeña estuve involucrada en un accidente automovilístico, el auto de papá rodó varios metros dando vueltas hasta quedar completamente desecho.

Se volvió inservible y con ello, mi audición también. Al haberla perdido a tan temprana edad, me permitió adaptarme de alguna manera a la sociedad, pero siempre fue objetivo de burlas en la escuela.

Aprendí a comunicarme a través de las manos con otras personas sordas o mudas, mamá me enseñó a moderar el tono de voz cuando hablaba con personas con audición normal. Y una de mis habilidades especiales era leer los labios.

Usaba un audífono especial para poder ayudarme a escuchar en mis actividades diarias, pero no era esencial para mi después de aprender a vivir con una sordera. La única solución que tenía era una cirugía que costaba más que la casa de mis papás, con cada día que pasaba la cifra de la cirugía aumentaba. Llegó un momento en el que, al ver el sufrimiento de mis padres tratando de ahorrar cada centavo, decidí aprender a vivir con este problema y apoyarme en ese audífono que a veces me daba más problema que ayuda.

Aunque gracias a mi problema, conseguí un trabajo como intérprete de señas en una empresa que buscaba ser más inclusiva con la sociedad y que sus servicios brindaran lo mejor a su público.

El presidente de la empresa me entrevistó en persona y me explicó su nuevo plan para mejorar su empresa. Con gusto acepté y comencé a trabajar a los pocos días. Conocí a gente con las mismas discapacidades que yo, algunas tenían ese defecto desde que nacieron. Aprendí mucho de ellos y me di cuenta que yo no era la única que sufría en este mundo cruel.

A las pocas semanas, se nos notificó que el hijo del presidente comenzaría a trabajar para él en el mismo departamento que yo.

Camille se acercó a mi y movió sus manos para decirme unas cuantas palabras. Ella había nacido con los dos problemas, era sorda y muda. La única manera de comunicarse era a través de sus manos.

—No, creo que no ha llegado —le contesté con mis manos.

Abrió sus labios y levantó sus hombros dándose por vencida.

—¿Crees que sea guapo? —preguntó moviendo sus manos con rapidez.

—Ni idea —contesté regresando mi mirada a los papeles frente a mí.

Sentí un poco de molestia en mi oído. Un zumbido que me indicaba que la batería del audífono se acabaría pronto. Lo retiré con cuidado de mi oreja y me planeé cargarlo en un rato, después de terminar de organizar los papeles para la siguiente reunión.

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