_WORLD

Dino.

Best friends to lovers.

Conocí a Chan cuando recién se mudó desde Corea del Sur apenas con cinco años de edad. Era mi vecino frente al departamento en el que vivía con papá. Él y el padre de Chan se volvieron amigos al poco tiempo de conocerse, al igual que Chan y yo.

Comenzamos a formar una amistad donde el apoyo siempre estaba presente. Él me ayudaba con matemáticas y yo lo ayudaba con biología, me prestaba sus apuntes cuando yo no podía ir a la escuela y yo le cubría la espalda cuando reprobaba exámenes.

Crecimos juntos y nos volvimos inseparables, nos convertimos en mejores amigos que jamás se separaban. Él conocía todo de mí y yo de él. Un ejemplo de aquello era que mi mayor sueño en esta vida, era ser mamá.

Nunca conocí a mi madre, porque cuando nací ella decidió dejarle toda la responsabilidad a papá y se marchó con un hombre adinerado. Así que nunca pude sentir lo que es el amor maternal y lo deseaba con toda mi alma, poder tener un hijo, o hija, y transmitirle el amor que la vida, por alguna razón, me privó de tenerla.

Chan lo sabía perfectamente y siempre escuchaba mi deseo de encontrar a alguien que quisiera formar una familia conmigo, cumplir mis caprichos y hacerme feliz.

Pero después de varias decepciones amorosas, la idea de tener mi propia familia se iba desvaneciendo con el tiempo al ver que ningún hombre estaba dispuesto a cumplir mis necesidades y deseos. Así que la única manera de conseguirlo, sería sola. Me había propuesto a ser madre soltera, cueste lo que cueste. No me importaba pasar por todo ese proceso sola, haría lo que fuera por tener un bebé en mis brazos.

—¿Estás segura? —preguntó Dino mientras salíamos de la colina de fertilidad, después de la primera consulta para una revisión general y poder quedar embarazada a través de una inseminación artificial.

—Si —le dije asintiendo —, quiero tener un bebé.

—Pero no lo conoces —murmuró entrecerrando sus ojos.

—Pero vi una foto de él, hay probabilidades que el bebé salga con los ojos verdes —destaqué sintiendo la emoción dentro de mi al recordar el proceso que me había comentado el doctor, escogería a un donante que tuviera las características que me gustaran y poder planear todo con más detalle.

Seguimos caminando al departamento que compartíamos juntos desde que estábamos en la universidad, él se mantuvo en silencio asimilando lo que estaba sucediendo.

—¿No será mejor esperar a que encuentres al amor de tu vida? —preguntó incómodo —, es un extraño...

—He estado esperando por mucho tiempo, no creo que lo conozca, Dino. Me he hecho la idea de que tendré que hacerlo sola, si espero más tiempo envejeceré y por lo que he leído, es más riesgoso estar embarazada. Además, no me estarías acostando con un extraño, me ahorraría eso —señalé tratando de convencerlo.