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¡Feliz cumpleaños a nuestro chichón favorito!

Digo...

¡Al guapísimo de MinGyu y al bias wrecker de todas!

El cuerpo de MinGyu seguía moviéndose sobre mí para buscar nuestra pronta liberación, mientras que sus labios estaban sobre mi oído y podía deleitarme con los sonidos que dejaba salir

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El cuerpo de MinGyu seguía moviéndose sobre mí para buscar nuestra pronta liberación, mientras que sus labios estaban sobre mi oído y podía deleitarme con los sonidos que dejaba salir.

—Estoy.... estoy... —susurró moviéndose con más rapidez, generando más fricción entre nuestros cuerpos.

Asentí varias veces haciéndole saber que yo también estaba cerca de mí liberación y no pude evitar morder su hombro al sentir mi vientre contraerse junto con mis piernas alrededor de él. Movió unas cuantas veces más sus caderas hasta que él también pudo sentir esa misma emoción en todo su cuerpo, dejándolo caer de manera cansado sobre mí sin llegar a aplastarme por completo.

—Es más emocionante cuando lo hacemos aquí —respiró agitado escondiéndose en mi cuello.

—No lo es, Kim —mencioné recordando mi enojo —. ¿Qué pasa si algún día nos escuchan? —pregunté molesta.

—Podemos invitarlos —bromeó y yo golpeé su pecho para tratar de quitarlo de encima —. Estoy jugando, amor. Me sé todos sus horarios, sé que no estarían hoy aquí, por eso te invité.

Lo dejé pasar, pero aún así sentía miedo al ser descubiertos por sus amigos, ya que ninguno de ellos sabían de nuestra relación, si es que podía llamarla de esa manera.

—Vamos a bañarnos —avisó antes de cargarme, tomándome entre sus brazos para dirigirse al baño que tenía en su habitación.

—MinGyu...

—No llegarán hasta pasadas las doce, corazón —explicó para tranquilizarme mientras encendía el agua y no pude resistirme cuando comenzó a pasar sus grandes manos sobre mi cuerpo una vez que entramos a su regadera.

—Te odio —dije sintiendo la molestia desaparecer al sentir el agua caliente y sus besos en mi cuello.

—No es cierto, me amas —refutó con tono divertido.

Nuestro tiempo bajo el agua se extendió un poco más cuando MinGyu, de alguna manera, me convenció de tener otro encuentro cercano y no me resistí ante sus movimientos dándome el máximo placer que solo él sabía hacerlo.

Recargó mi espalda en lo frío de la pared y sisee de placer en su boca. Él sonrió y procedió a morder mi labio para callar los suspiros que salían de mi boca al sentir tanto placer ya que aún seguía un poco sensible.

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