Vernon.

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Canción recomendada:

🎵 Chico del apartamento 512 Selena Quintanilla  🎵

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Dejé la caja de cartón en el suelo y respiré cansada observando todo lo que debía desempacar

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Dejé la caja de cartón en el suelo y respiré cansada observando todo lo que debía desempacar. Odiaba las mudanzas, había tantas cosas que meter en cajas para después sacarlas y colocarlas en su lugar y solo era yo para poder guardar las infinidad de cosas que poseía. 

Bajé de nuevo a la recepción del edificio para subir la última caja, la tomé entre mis brazos y me quejé al sentir lo pesado. Me dirigí al elevador, pero no pude presionar el botón. 

—Te ayudo —dijo alguien a mi lado presionándolo. 

—Gracias —le respondí y al levantar la cabeza, me encontré con unos ojos no tan rasgados que llamaron mi atención. 

—¿Acabas de llegar? —preguntó curioso mirando la caja entre mis brazos —, no te había visto por aquí. 

—Si —murmuré nerviosa ante su rostro atractivo —, llegué hoy. 

Las puertas del elevador se abrieron y con su brazo, detuvo las puertas dándome el paso. Entré después de sonreírle y él se colocó a mi lado. 

—¿Qué piso? —preguntó. 

—Cinco —respondí y él me miró con sorpresa. 

—Yo también vivo en el cinco, soy el cinco doce.  

—Cinco trece —dije mi departamento y los dos sonreímos divertidos al ver la repentina conexión que teníamos. 

—Puedes tocar mi puerta si algún día necesitas algo —ofreció cuando salimos del elevador y caminamos hasta el final del pasillo, señaló su puerta con una sonrisa llena de cortesía. 

—Igual —me limité a decirle para no enseñarle mi nerviosismo. 

Él inclinó su cabeza y presionó los botones para colocar su contraseña y entró a su casa, dejándome sola en el pasillo con la caja pesada, que ni siquiera recordaba hasta que él desapareció. Entré al departamento para continuar acomodando todo, pero al ver las cajas decidí dejarlo para mañana, solo quería descansar un rato hoy. 

Al día siguiente, me dirigí a la tienda más cerca para poder comprar algo de desayunar al no tener nada en mi refrigerador. Regresé con una bolsa llena de frituras para comer a lo largo del día mientras abría todas las cajas con mis pertenencias. 

—Hey —escuché una voz conocida cuando entré al elevador, retiré uno de mis audífonos y saludé al vecino que había conocido ayer y con nerviosismo murmuré mi nombre cuando él me lo preguntó —. Soy Vernon. 

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