Dicen que de los mil amores que tendrás en la vida solo hay uno bueno, que te marca.
Emily Meyer llevaba demasiados años enamorada del mismo chico. Tom Kaulitz, el hermano mayor de su mejor amiga.
¿Podrá Emily olvidar su amor por Tom?
Quizas sea T...
Estaba terminando de arreglarme para la fiesta de año nuevo con bastante tristeza, pues al día siguiente cogería un vuelo para empezar una nueva vida en Estados Unidos debido al trabajo de mi padre. Toda mi vida en Alemania quedaría atrás, mis amigos, mi escuela, el lugar donde creci, Tom...
Terminé de amarrar mi pelo en una coleta baja cuando un mensaje llegó a mi teléfono.
Thomas❤️: ¿Quieres que pase a recogerte amor?
Emily: No hace falta amor, me lleva mi padre. Nos vemos ahora 😘😘
[.......]
Llegué a la entrada del establecimiento que habían alquilado los Kaulitz para la fiesta, bajé del coche y me despedí de mi padre con un beso y deseándole un feliz año nuevo. Caminé adentrándome en la fiesta, saludando a varios de los invitados que me encontraba por el camino. Saludé a Niky y Georg, los cuales me encontré en la barra pidiendo unas bebidas, me encontraba hablando con ellos cuando fijé mi vista a unos metros de mi, viendo a Bill y Tom hablando con Simone animadamente.
La mandíbula se me cayó al suelo en cuanto los vi tan sumamente guapos, ambos de traje. No podía creerme que mis ojos vieran lo que estaban viendo, jamás pensé que vería a Tom con ropa de su talla y mucho menos con un traje. En cuanto se dió cuenta de mi presencia se disculpó con su madre y su hermano y se acercó lentamente hacia mí, caminando con una sonrisa coqueta de esas que me volvían loca.
—Estas guapísima amor. —me besó.
—¿Yo? —le miré incrédula. —tu si que estás guapísimo, deberías llevar traje más seguido. —reí.
—Aprovecha el momento, porque probablemente jamás me vuelvas a ver así vestido. —rió mientras acomodaba las mangas de su chaqueta. —Esta ropa es incómoda.
—Te queda como un guante a medida —sonreí.
Seguro que en esos momentos mis ojos se habían vuelto dos corazones como en los dibujos animados. No podía apartar la vista de él, Tom era la persona más atractiva que jamás había conocido. Todo lo que se ponía este hombre le quedaba bien.
—Tom, Emi, vamos al photocool. —gritó mi mejor amiga para que fuéramos a sacarnos fotos.
Tom agarró mi mano con una sonrisa y caminamos juntos hacia la pared que había habilitado para las fotos. Tom simuló una reverencia para que pasara delante de él para sacar la foto. Nos colocamos donde el fotógrafo nos indicó, Tom pasó su mano por mi cintura y me apegó a él.
—Me muero por arrancarte ese traje. —susurró en mi oído, provocando que yo rompiera en carcajadas mientras le observaba.
Un flash salio de la cámara del fotógrafo inmortalizando el momento justo en el que ambos nos mirábamos sonriendo.
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