04/05/2020
Para mí no era un secreto que mi mamá nunca había tenido fe en mí, pero, ¿qué me felicitara y, se emocionara por haberme encontrado ya despierto y vestido para ir a la escuela por primera vez en su vida sin tener ella qué intervenir?
Eso ya era pasarse de la raya.
Por suerte me encontró solo dado que Lans se había ido a alistarse apenas se levantó. Desaliñado de pies a cabeza.
Cuando él despertó yo ya me había duchado y —si, está vez sí me bañé, hasta yo me siento orgulloso de mi— comenzado a alistarme. Tomó su almohada y, sin decir nada se marchó.
Muy bien dicen por ahí que lo que fácil viene, fácil se va.
Como hoy sentía que tenía tiempo de sobra le envié un mensaje a Cris asegurandole que hoy no los iba a retrasar y así librarnos de un futuro castigo. Terminado eso bajé las escaleras y tomé asiento en la mesa, compartiendo el lugar con un tipo fastidioso, odioso y presuntuoso.
—¿Lucas? ¿En serio eres Lucas? —Y ahí iba él.
—No, en realidad soy tú abuelo poseyendo a Lucas —pongo los ojos en blanco y desvío la mirada hacia mi madre, que está friendo algo en la cocina.
—Ya decía yo que las malas energías de esta casa me recordaban a las de ese viejo mañoso —asegura.
—¿Malas energías? —Indago.
—¿Tú no te has dado cuenta? —Entrelaza sus dedos y se acerca un poco más a mi.
—Pff, ya madura Peter, se supone que eres un adulto —le sugiero con diversión.
Sé que yo comencé con eso de los muertos pero tampoco es como para volverlo un tema serio, gracias pero eso no es para mí.
—¿Madurar? Amigo, de eso se trata la vida. Créeme, no sirve de nada tener el ceño fruncido a toda hora y limitar a los niños con reglas arcaicas. ¿No soy un padre genial?
Hugh.
—En primer lugar aún no eres padre —digo—, y no creo que lo seas nunca.
—Nunca es demasiado tiempo —responde, pensativo.
—¿En serio? —Resoplo con sarcasmo.
—Lucas, ya hablando en serio, no pretendo reemplazar a tú padre, si es lo que crees.
—¿Así qué eras capaz de hablar en serio todo este tiempo y, hasta ahora me lo dices? —Cuestiono, sin darle importancia al resto de lo que haya dicho.
—¡Lucy! —Exclama en dirección a la cocina—, no le prepares desayuno a Lucas, al parecer ya se merendó unos alacranes.
Lo peor es cuando se cree chistoso.
—¡Lucas —vocifera mi madre—, no sigas discutiendo con Peter, los alacranes podrían darte una indigestión!
Y mi madre le sigue la corriente.
Dios los crea y ellos se juntan.
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Apaga las luces y enciende las estrellas
RomanceLa mayor parte de mi infancia y adolescencia la he pasado solo, sin amigos, algo que nunca me ha importado mucho, para mí: un buen libro siempre será mejor compañía que una persona. Pero nada es constante y todo cambia, ley de la vida. *** Aún no lo...