22. Cosas que pasan

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23/05/2020

El otro día estaba buscando frases con significado profundo para ponerla en mi estado de Whatsapp y que mis agregados —los pocos que tengo—, se crean que soy uno de esos tipos que se la pasan filosofando, pero hubo una en específico que enserio me puso a pensar, una catástrofe si me lo preguntas.

"El corazón tiene la extraña capacidad de ver lo que tú no ves, sentir lo que tú no sientes, de escuchar a quien tú no escuchas, de recordar a quien no quieres olvidar."

De un tal Jom de apellido trabalengüistico.

Es extraño porque sentí que tuvo sentido para mí, aunque literalmente no entendí nada. Estoy en esa etapa de mi vida en dónde cada pensamiento que tengo se vuelve un miedo, una inseguridad, una duda, un dolor de cabeza, una pregunta que no puedo responder por mi cuenta, pero sobretodo, se vuelven una carga para mis hombros porque cada uno de ellos se van acumulando, nunca desaparecen.

Y, aunque ahora estoy que me cago por el miedo y el suspenso que me generan las historias de Tami y Cris, no puedo evitar pensar, ¿seré suficiente?

—Y ¿Pueden adivinar que vió mi abuelo cuando abrió la puerta de la calle? —Cuestionó Tami, susurrando de una forma tan aterradora y realista que casi me sentí el protagonista de su historia.

—¿Qué? —Pregunté. Apretando los dientes para que no castañearan

—¡A mí abuela! —Salté de dónde estaba sin siquiera darme cuenta— ¡Con un puñado de sus propias cenizas aún humeando!

En este punto de mi vida un infarto era más una realidad que una posibilidad.

—Lo estás inventando —concluyó Cris, tan fresco como una botella de agua.

—¿Cómo lo sabes? —Inquirió Tami.

—Porque conozco a tu abuela y tiene más vida que los tres juntos —finalizó. Tranquilizado el ambiente.

—Mierda. Olvidé ese pequeño detalle.

—Bien, fue suficiente de historias de terror, ¿qué tal unos chistes? —Sugiero.

—No, es mi turno —sentencia el tipo que dice ser mi amigo.

Estoy seguro que ya lo notaron, pero no creo que se hayan percatado de cuánto en serio me asustan estas cosas, y más en una noche sin luz como hoy.

¿Es normal qué sienta una presencia maligna ajena a Tami provenir debajo de mi cama?

Aún recuerdo esa vez cuando tenía doce y entré a una sala de cine por primera vez a ver Chucky: el muñeco diabólico. Ese desgraciado no me dejó dormir bien por una semana, y eso que solo vi su primer asesinato, de lo contrario aún estaría soñando con él.

Inclusive una vez a los once me espanté al ver a mi mamá recién levantada, con las greñas hechas un afro y las babas por la barbilla. No fue lindo ver eso.

—Cuando pasó, en una noche sin electricidad como la de hoy —alumbró su rostro de forma dramática con la linterna de su teléfono, pero cuando quiso continuar, unos golpes en la puerta lo detuvieron. Espantandome.

Puse una mano en mi pecho, buscando tranquilizar mi respiración, con no mucho éxito, aún así, me puse de pie y abrí la puerta.

—¡Lans!

Al verlo sentí lo mismo que sentiría un astronauta si de repente se diera cuenta que puede respirar en el espacio.

—Son vacaciones de verano, ¿por qué están aquí y no de paseo con sus familiares? —Fue lo primero que dijo al ver gente en mi habitación.

Apaga las luces y enciende las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora