31. Ese sentimiento de asfixia

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01/08/2020

En lo que llevo de vida y, por cada platillo que he probado hecho por mi madre, puedo afirmar que no es muy buena cocinando. siempre se especializó en los postres y panadería. Aunque los platos salados no son su fuerte, realmente se luce cuando hace pavo al horno que, afortunadamente será nuestra cena hoy.

Si hay algo que mamá disfruta en la vida es hablar de su niñez, en especial de los momentos que pasó con su ya fallecida abuela, quien fue también su maestra en la cocina... Aunque mi madre solo pudo aprender una receta, su favorita en ese entonces y la mía actualmente.

Tengo hambre.

—¿Cuánto más debo esperar? —Gruño en nombre de mi estómago afligido.

—Shh, también tengo hambre, pero no puedo hacer que el horno caliente más rápido. Matemos el tiempo hablando.

Si realmente pudiera matarlo ya hubiera apuñalado a ese maldito que cada día me hace más viejo.

—¿Hablar? ¿Para qué haríamos algo tan contraproducente teniendo hambre?

—... Cuéntame cómo vas... ya sabes, con ese chico.

Realmente se está esforzando ahora para incomodarse e incomodarme.

—En realidad Peter resultó ser más "útil" de lo que creí —sincero para cambiar de tema.

—Lucas. —Dice en tono amenazante.

—No, lo digo en serio. Siempre creí que su diploma era falso y era uno de esos estafadores con una oficina clandestina.

Admito que me equivoqué. Pero no lo diré en voz alta.

—Para tu información, querido hijo, Peter fue el mejor estudiante de psicología en su generación. Se graduó con honores —resopla con un orgullo casi que palpable.

Pero escucharla me genera una nueva duda.

—... Hablas como si lo conocieras desde sus días de estudiante.

Al escucharme sus cejas se levantan como diciendo "mierda, la cagué". Y sí, así de fácil es leer a Lucy.

—Pff, quién sabe, tal vez lo escuché mencionarlo.

Está mintiendo, el tic nervioso en sus cejas la delatan.

—Cuéntame toda la historia. ¿Querías matar el tiempo, no?

Suspira lentamente y toma asiento en frente de mí.

—Uhm, nos conocemos desde hace muchísimo tiempo. Pero es una historia que me avergüenza como mujer, por eso nunca le había hablado de eso a nadie.

—Vamos, soy tu hijo, no te juzgaré más de lo necesario —bromeo.

—Que horrible persona, Lucas, te pareces tanto a mí —dice con un orgullo obviamente fingido y exagerado.

—Bien, te escucho.

Suspira, toma un trago de agua y de repente luce más decidida a hablar.

—En realidad, nos conocemos desde la preparatoria, y en el último año de escuela nos hicimos novios. Al año siguiente ambos decidimos que queríamos entrar a la facultad de psicología, y así fue...

Oh..., ¡Oh!

—Realmente me gustaba, pero de un día a otro apareció él desgraciado de tu padre, tenía el cuerpo más sexy y...

—Ok, omitamos los detalles desagradables, por favor.

—No me interrumpes. Él hijo de puta tenía una sonrisa coqueta que me hacía sonreír sin darme cuenta y cada palabra que salía de esa asquerosa boca me hacían sentir en el aire y, poco tiempo después, no sé cómo pasó, pero me olvidé de Peter y más importante aún, que tenía novio. Simplemente lo dejé a un lado. Comencé a salir con él infeliz hijo de perra... ¿Sabes qué es lo que aún me duele? Que Peter simplemente se apartó, no sé si era porque quería dejarme ir, o porque simplemente estaba demasiado centrado en sus estudios. Tampoco me importó en ese entonces.

Apaga las luces y enciende las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora