Apaga Las Luces Y Enciende Las Estrellas

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Erase una vez,

él girasol y la abeja.

🌻🐝

Relato #03

Como era lo habitual cada día, la abeja
se alistó para salir a trabajar.

—Es realmente complaciente
cuando trabajas haciendo lo que amas.

Se dijo a sí mismo.

—Pero, he de admitir que hoy se siente
diferente, después de todo, aunque lo
ames, la monotonía cansa algunas veces.

Reflexionó la abeja en lo que buscaba una flor solitaria como él.

—Esa no la puedo tomar, pues mi compañero también parece haberla visto.

Pensó para sí mismo.

Sin darle importancia y, además de sentirse feliz por su compañero, la abeja siguió su rumbo, en busca del polen para su reina.

—Después de todo, debo pagarle por haberme dado la vida.

Zumbando por las calles de la ciudad, la abeja vió algo inusual, desconcertante.

—¿¡Un girasol decaído pese a estar recibiendo la luz del sol!? Eso es insólito.

Con cada aleteo que daba la abeja la distancia entre ambos se acortaba más y más y, entre menor era la distancia, más fuerte se volvía el dulce y triste aroma que emanaba el girasol.

Al llegar, la abeja notó que los pétalos del girasol estaban completamente sellados.

—¿Qué pasa?

Cuestionó la abeja al girasol.

Sin embargo, este nunca le contestó.

—Si sigues negandote a tú naturaleza pronto pereceras.

Entonces uno de los tantos pétalos del girasol se abrió en dirección a la abeja.

—Eso estaría bien.

¿Eso estaría bien? Se cuestionó mentalmente la abeja.

—No lo entiendo, mi vida en comparación con la tuya no será tan larga. Así qué nunca pensé en morir.

Él girasol seguía decaído, aún así, dejó escapar un suspiro, largo y pesado.

—¿Qué tiene que ver tú tiempo de vida y el mío?

Susurró, expresando su duda, y, a la vez, creyendo que no era la gran cosa.

—No lo sé, tal vez esa sea la respuesta.

Respondió la abeja.

—¿Cuál?

Volvió a cuestionar.

Apaga las luces y enciende las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora