16. Investigación

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Miro el reloj, once de la mañana, que pereza de moverme. Frankie estaba tumbado y como si tuviéramos telepatía bostezó, que mono.

Vas tarde.

Nah.

Cogí el portátil, y abrí un documento escribiendo lo que ya sabía de ella y busqué, sinceramente no sabía qué había estado haciendo y me parecía interesante. Como ella hizo conmigo, le hice un perfil:

“Nombre real: Joey Wilson.
Nombre inventado: Andy Smith.
Desaparecida desde los 23 años y resulta no haberlo estado y tampoco muerta. Ha estado trabajando como contrabandista para la mejor banda de Estados Unidos. Hace nueve meses se fue
porque la jefa de la banda dijo que la cagó.
Cuando se fue empezó a trabajar con MI madre como
secretaria y ha acabado siendo su mano derecha con el nombre de Jess Walker.”

Como buen abogado, aprendí a hackear una red negra con la que Andy hablaba con alguien, pero tuve que entrar por una puerta trasera y descubrí que quería robar el software de mi madre de los
monpones. Resulta que tenía un software con el que siempre indicaban la localización de los usuarios y así saber dónde estaban los peces gordos o quién sea para poder matarlos; aparte de poder hackear todo lo que quisiera sin levantar sospechas.

Teoría.

Seguí buscando y vi una foto de ella con mi madre a su lado. Seguía igual, pero más guapa y maquillada, mi madre estaba más vieja, pero el bótox le hacía que tuviera la cara como una de cuarenta años.

Amplié la foto, Frankie se me acercó y se sentó en mis piernas y me hacía cosquillas cuando se movía.

Miré la foto y me quedé mirándola; llevaba dos pendientes, unos pequeños aros y dos piercings, un
corazón y un infinito, y un collar del que colgaba un
anillo que se le notaba por la fina camiseta que llevaba, y también porque recordé lo que dijo Russel.

Hablé con un amigo y me dijo cómo saber la geolocalización de un portátil por la red wifi que se usaba. Era lista, usaba uno de la cafetería, pero no llegaba a más de dos manzanas, también se borraban automáticamente su historial cada diez minutos y sabía dónde estaban las cámaras y sólo andaba por los puntos ciegos. No se le veía más que del dorso para abajo, y procuraba llevar pantalones largos.

No descubrí mucho más, así que decidí ir a esa cafetería en la que se conectaba diariamente e intentar hackear su portátil, meterme en su historial o con quién hablara antes de diez minutos y todo se borrara.

Me cambié de ropa y ese día preferí dejar a Frankie entrenando o en la habitación.

Salí de la Nave con mi moto y fui a la cafetería.
La cafetería era moderna. Al entrar era un poco minimalista. Había wifi para todo el que quisiera, una tele grande en el que habían puesto una serie aleatoriamente y la decoración se basaba en fotos de paisajes y atardeceres.

Justo donde vendría Andy.

Dejé mis cosas en una de las mesas del fondo y de esa manera veía todo el local. Me pedí un batido de oreo y me senté en la mesa. Eran de maderapintadas de un blanco tiza que les daba un aspecto
más viejo. Las sillas eran también blancas, con unos
sillones cómodos color gris claro.

Saqué el portátil y empecé a investigar algo más sobre Andy, pero no había mucho.

Después de una media hora buscando y mi batido casi acabado, lo único que encontré fue que mi madre y ella estarán en una convención de recaudaciones benéficas esta noche en uno de los hoteles que mi padre había diseñado durante estos últimos años.

De ahí la razón de que Andy no hubiera venido hoy.

Lo podrías haber hecho antes idiota.

Y lo bueno que estaba el batido.

Me fui a la Nave para poder conseguir una dichosa entrada para enterarme de una vez por todas qué coño
hace Andy Smith.





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