Nada es lo que parece

28. La fiesta II

EMMA

Este chico no está ni mareado.

Parece que lo lleva mejor que nosotras.

No lo creo, me encariñé de Frankie, pero Tony lleva
mucho más tiempo que yo con él.

-Mentís mucho, no creo yo si confío en vosotras dos pillinas. -Dijo moviendo el dedo muy brusco.

-Oye, ¿estás bien?

-Yo, perfectamente. ¿Dónde vamos a ver la peli?

- ¿Qué peli? -Pregunté mirando a Andy.

-Le dije que veríamos una peli, jugar al baloncesto y
al vóley.

- ¿Pero tú estás de coña?

-Es que, si no, no hay manera de convencerle. -Me dijo encogiéndose de hombros.

Cuando miré donde se suponía que estaba Tony, no
estaba.

Me empecé a agobiar, porque había perdido a un tío medio borracho que quería olvidar a su perro recién muerto y Andy estaba como si nada.

No seas bruta.

Ya, me lo dicen mucho.

- ¿Por qué estás como una loca?

Pegué tal brinco que la figura se rió ronco.

Tony.

-Arbolito que he ido a comprar una botellita. -Dijo
meneándola. -No te preocupes por mí preciosa.

-No me llames así. -Le dije con voz rota.

Pareces bipolar chica.

- ¿Cómo? ¿Arbolito o preciosa?

-Preciosa. -Lo dije con un hilo de voz y mis ojos me traicionaron cuando unas lágrimas salieron de ellos.

Bajé la cabeza por vergüenza.

-Oye, oye. -Me dijo levantándome el mentón y
dejando la botella en un poyete. - ¿Qué pasa?

-Nada, estoy bien. -Le dije apartando su mano.

-Nueve letras, dos palabras y una mentira Em. Está claro que te ha molestado que te llame de esa forma, ¿por qué?

Joder.

-Mi padre me llamaba así y me recuerda a él. -Le contesté levantando la cabeza hasta llegar a sus ojos mientras dos lágrimas asomaban por mis ojos.

-Está bien, lo siento. -Me dijo cogiéndome la cara con sus dos grandes manos acunándome la cara y limpiando con sus pulgares las lágrimas que salían de mis ojos. -Vete con Andy y haz lo que sea, yo me voy por ahí.

-Estás medio borracho.

-Llamaré. -Me dijo con una sonrisa ladeada.

-Capullo. -Y le di un abrazo antes de irme no sé a dónde con Andy que esperaba con los brazos cruzados.

Me giré y antes de llegar a la altura de Andy miré atrás y vi a Tony con la botella andando por el paseo sin ningún rumbo.

-Bueno, ¿qué hacemos?

-Vamos a la playa a ver las estrellas. -Le contesté con una sonrisa algo triste.

La playa de noche era aún más bonita que de día.

Me quité las botas y los calcetines y sentí que la arena fina y mojada se colaba por los dedos de mis pies.

Andy y yo caminamos por la orilla sintiendo el agua que chocaba contra nuestros pies y charlamos para conocernos mejor -nos conocíamos, pero casi siempre hablábamos de trabajo- y cuando vimos
unas farolas que iluminaban parte de la playa decidimos sentarnos para ver las estrellas como acordamos.

Estuvimos calladas y mi hilo de pensamientos se perdía a medida que me concentraba para encontrar la constelación Andrómeda.

-Dime Em, ¿te gusta el enano?

Alerta, peligro.

-Ee, no, estamos trabajando juntos y ya.

-Le llamas capullo.

-Y tú enano. -Contraataqué.

-Llevo desde los cinco años con él, tú no llevas ni un mes.

Pillada.

Joder, ¿y ahora que le digo?

-Y él me llama arbolito, me tendré que defender.

-Ya, claro.

- ¿Cómo que ya claro?

-Tía, te gusta y punto, yo no le voy a decir nada, pero yo creo que a él le gustas tú, pero no te hago ilusiones.

- ¿Crees que le gusto? -Le pregunté como una adolescente.

-Te gusta a ti, lo sabía, se te nota. -Me contestó incluso más ilusionada que yo.

-Si, bueno. -Mi móvil empezó a sonar y lo miré. -Es él tía.

-Pero cógelo.

-Ah, si, voy. Carraspeé y descolgué -Hola Tony.

- ¡Arbolito!

- ¿Qué pasa?

-Tú me has llamado, así que eso lo tendría que preguntar yo. -Me respondió riendo como dejándose la garganta en ello.

- ¿Está borracho? -Me preguntó Andy.

Asentí, mientras Tony decía cosas sin sentido sobre algo de un tatuaje.

-Pero si le hemos dejado solo una hora y media.

Me encogí de hombros.

-Arbolito, ¿me estásss escuchando?

-Si, ¿dónde estás?

-Cerca de la playa hay una disscoteca ssúper chula, tiene lucesss de coloores y múusica, peero esa no te gusta a ti. -Me dijo gritándome.

-No grites bruto.

-Esss que túuu esstás gritando.

-Ya vamos para allá. -Dije calmándome.

-Vale, yo seguiré bebieendo. Osss quierooo.

Y colgó.

Ay dios.