43. Al fin libres

6 3 0
                                    

Llegué al hotel y entré a la habitación junto a Chad.

Un abrazó de Andy y los gritos de Emma me hicieron quejarme de dolor y aturdido me senté en la cama. Andy y Emma estaban dándole las gracias continuamente a Chad y al rato se sentó este a mi
lado.

-Te tienes que bañar, hueles a perros muertos.

-Voy. -Me levanté y me puse en frente suya. - ¿Me quitas la camiseta?

Chad se levantó y me la quitó.

- ¿Y me desabrochas el botón del pantalón?

-Joder. -Farfulló.

-Da gracias a dios porque voy a hacer el esfuerzo de
bajarme yo los calzones.

Chad resopló resignado y lo hizo.

Qué ducha más buena.

Me vestí con unos pantalones jogger verdes caqui y una camiseta blanca que me puso Em y fuimos todos a la playa con el portátil, el software y la
chapa con la contraseña en una bolsa de tela.

Al llegar, nos fuimos a la zona más apartada de ella e hicimos un fuego no muy grande. Empezaba a verse el atardecer y sólo quedaban personas mayores sentados en sus sillas en la orilla, parejas
que venían a ver el atardecer y adolescentes que hacían pequeños fuegos para que cuando cayera la noche empezar a beber.

Cuando terminé, decidí que era momento de hablar
sobre lo que ninguno hasta ahora queríamos.

-Yo quemaría todo. -Dije llevando la mirada a la bolsa.

- ¿Qué dices? Tu padre le ha echado años. - Contestó Andy.

-Es verdad Tony, podemos usarlo en nuestro beneficio.-Expresó Chad.

-Si lo tenemos, el rumor correrá y tendremos que
vivir alerta siempre por si nos lo roban. -Respondió Em.

-En eso tiene razón. -Coincidió Andy.

-Pero si lo tenemos podéis hacer los trabajos más fáciles.

- ¿Y arriesgarme a que nos puedan secuestrar o robar todo lo que tenemos? Me temo que yo no correré ese riesgo. -Las chicas asintieron conmigo.

- ¿Puedo hacer una cosa al menos?

- ¿Qué cosa? -Preguntó Andy.

-Oí a tu padre decir que el software tenía algo para
que un lugar fuera seguro, podemos coger eso y
ponerlo nosotros como una alarma. -Dijo Chad
rascándose el cogote.

- ¿Dónde has escuchado eso?-Pregunté mientras
Em se disponía a sacar lo que había dicho Chad.

-Una vez coincidí con él en una reunión. Nos llevamos bien y decidimos tomar algo. Tu padre se pasó y borracho lo largó.

Asentí satisfecho a mi amigo y esperamos a que Em extrajera esa parte del software y meterla en su móvil para quemar todo lo demás.

Mientras todo ardía, vimos las estrellas y escuchábamos a Emma relatar historias sobre
ellas.

La quería tanto, no era cómo las demás; me comprendió cuando estaba enfadado con el mundo y me enseñó lo que yo me quería mí mismo cuando no lo recordaba. Me quiso por cómo era y me puso
el mejor apodo del mundo: capullo.

¿Quién diría que me gustara tanto aquel insulto?

- ¿Sabéis qué ha pasado con Russel, Fernández y tus
padres? -Preguntó Andy.

Yo negué, pero Chad intervino.

-Yo sí. -Cogió su móvil y leyó. – “Chad, Russel está dispuesto a seguir con vosotros para contratar a gente para el trabajo; Fernández y yo vamos a gastar todo el dinero con Nora haciéndonos pasar
por sus guardaespaldas, aunque ella no disfrutará de nada de lo que compremos, cerrará la fábrica de mompones y la mataremos de tal manera que parecerá que se habrá suicidado.
Cuida de todos” Eso me ha dicho tu padre. -Y guardó el teléfono.

-Madre mía tú familia. -Dijo Em acercándose a mí
entrelazando nuestros dedos.

-Seguro que nuestra familia es más bonita arbolito. -Le susurré.

Ella enrojeció de pies a cabeza y me llevé un puñetazo algo fuerte en mi hombro.

Te lo mereces.

A los dos días cogimos un vuelo a Mississippi y echamos a todo el mundo de la Nave.

Qué mejor que empezar un negocio desde cero.


¡Hola a tod@s!
Espero que este capítulo os haya gustado y casi estamos ya al final de este libro.
No olvidéis votar
Buen día ❤️

Nada es lo que parece Donde viven las historias. Descúbrelo ahora