"Ella no está para explicarse, tampoco escucharte, no hay nada que lo impide, conozco su picardía, todas sus fantasías, en la cama solo le gusta el dolor."
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21 de Febrero, 2023.
Londres, Inglaterra.—Dios... —Gimió la morocha con su ceño fruncido, estirando sus manos para sostenerse de lo primero que encontró, el borde de la mesa.
Su pelvis chocaba una y otra vez contra ella, haciéndole sentir cada parte de él con exactitud. Su voz temblorosa susurrando cosas obscenas solo la hacía mojar más acompañada de sus gemidos incontrolables, su diestra se sostenía de su cadera y la acercaba incluso más a su cuerpo con la intención de embestirla con toda su comodidad. El sudor decoraba su frente y se podía sentir esa diferencia de temperatura entre sus cuerpos y el ambiente, pero no se podría cansar jamás de ese sentimiento.
La vista de él era espectacular, Agostina tenía esa expresión de placer que le hacía saber perfectamente lo bien que la estaba pasando, parecía desesperada en conseguir ese deseado orgasmo desde que la empotró contra la mesa con la necesidad de besarla y acariciarla a su antojo. Si había algo que siempre había tenido como una adicción eran esos sonidos dignos de un video explícito que salían de sus labios, amaba escucharla y aún más, sentirla.
—Como você gosta... —Jadeó el portugués contra el oído de la morocha, logrando debilitar su cuerpo con tan solo ese acento que le causaba tantas cosas. —Meu amor...
—João... —Chilló, sintiendo su velocidad aumentar y obligándola a sostenerse de su cuello.
La mano izquierda de João paró sobre su espalda, sosteniéndose delicadamente y haciendo contraste con lo bruscos que eran sus movimientos, haciéndola gemir con desesperación al sentirlo tan cerca de su punto dulce. Llevó su mano hasta su cabello e inconscientemente jaló de este, sacando un gruñido de parte del futbolista.
—Ay, amor... —Lo miró a los ojos con sus labios entreabiertos, sintiendo sus dedos colarse entre ambos y detenerse sobre su clitoris, estimulándola con el fin de hacerla acabar en segundos.
No pudo emitir ni una palabra más, su orgasmo la detuvo rápidamente al chocarla de golpe, desvaneciéndose en sus brazos de tan solo unas embestidas más. Salió de su interior y pareció no poder aguantar más, ya que inmediatamente se vinó sobre su abdomen trabajado, jadeando ante la falta de aire que había entre ambos.
Esto solo le recordaba a hace un mes, cuando João vino a Londres para empezar en el Chelsea y llevaban dos meses sin verse desde la última vez que Agostina había ido a Madrid. Aprovechó cada centímetro de su casa para cojerla a su antojo.
—Te amo. —Susurró sobre sus labios tras recuperar el aliento con esa tonada portuguesa, haciéndole sonreír débilmente.
—Te amo. —Acarició su nuca, acercándolo para unir sus labios en ese dulce beso que tanto le gustaba a João tener tras unirse como uno solo.
El morocho parecía no buscar alejarse, sino todo lo contrario, tenerla así solo lo dejaba con ganas de más, mucho más. Agostina se alejó entre risas al notar sus intenciones, si no lo hacía ella también podía durar así todo el día.
—Mi mamá llega en unas horas, amor, hay que ordenar el desastre que hicimos. —Advirtió la modelo, haciendo a su novio reír en complicidad, sabiendo que tenía toda la razón.
—¿Hace cuanto salieron de allá? —Preguntó el portugués tras limpiar los rastros de fluidos sobre su novia.
—Les queda como una hora de viaje aún. —Suspiró Agostina, estaba más que ansiosa por ver a su familia.
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DIABLA. | ENZO FERNÁNDEZ.
Fanfiction"Perdí, jugué con una diabla que es experta en esos juegos del amor y perdí." +18, Contenido explícito. Enzo Fernandez, OC.