"No me preguntes por qué, no te atrevas a abrazarme, yo estuve perdida en medio del infierno y vos nunca viniste a buscarme."
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29 de Julio, 2023.
Londres, Inglaterra.Agostina subió las escaleras, se sentía agobiada últimamente, su cabeza no dejaba de dar vueltas pensando en el mismo tema y no podía concentrarse en nada de lo que hacía. Se sentía inútil y todo era por pensar en todo lo que le venía pasando. En especial en él, en Enzo.
No estaba ilusionada, no estaba cediendo ante él. Simplemente estaba nostálgica, y el compromiso no la estaba ayudando en lo absoluto. Él era su escape de la realidad aunque no lo quisiera aceptar y se había dado cuenta de tan solo pensarlo a diario.
Pero había recordado aquella caja que su mamá había dejado en sus manos en su última visita y no pudo evitar correr a buscarla. Todo estaba ahí. Los poemas de los dos corazones que Enzo le regaló desde el primer día, cartas que jamás le entregó, dibujos que hicieron en clase, envoltorios del chocolate que le trajo de bariloche y hasta hojas secas de flores que en cualquier momento le habrá entregado. Hacía años no veía todo lo que tenía guardado y hasta una sonrisa le había sacado. Pero también le recordaba cada mal momento vivido y no podía seguir haciéndose la ciega.
El sonido de su celular la hizo dejar las cosas a un costado, rechazando la llamada antes de tomar el papel que había visto muy en el fondo y bajar rápidamente las escaleras, dirigiéndose a la entrada.
—Pasá que tengo algo que mostrarte. —Le sonrió, escondiendo la carta tras su espalda.
—Un miedo. —Burló Enzo, acercándose a ella y uniendo sus bocas atrevidamente. Ya sabia a que venía.
Agostina se sentó en el sillón individual más cercano con la mirada de Enzo sobre ella. —Mirá lo que encontré. —Mostró la carta, solo para ver como cambiaba su expresión en segundos al reconocerla.Su primera y última carta de amor.
AGOSTINA.
Tomé entre mis manos ese viejo pedazo de papel y con una sonrisa burlona comencé a leerla con la mirada atenta del morocho frente a mí.
—¿Qué necesidad? —Preguntó en un quejido, acercándose y sentándose frente a mí.
—"Jamás pensé enamorarme de la manera en que lo hice y acá estoy, escribiendotelo como el pollera que soy. " —Leí, dejando salir una leve risa de burla, cruzándome de piernas sobre aquel sillón en el que estaba sentada. —"Si tuviera que elegir a alguien para casarme serías vos y no dudaría ni un segundo en dar el sí." —Salté a otra parte del texto, ignorando a Enzo acercarse a mí con rapidez para luego arrebatarme aquella hoja de mis manos.
—¿Vas a dejar de leer o te tengo que callar yo? —Amenazó cerca de mi cara, sin lograr sacarme esa sonrisa de autosuficiencia.
—Eras un tierno, amor. —Lo cargué, acercándome aún más a su rostro. —Pero no sé si me gusta más este Enzo o el otro.
Su mirada viajó de mis ojos hasta mis labios, haciéndome saber en tan poco tiempo lo que sucedería el resto de la tarde.
—Espero que te guste más éste, hermosa. —Llevó su mano a mi cuello, acariciando con un pulgar mi mandíbula antes de tomarme por ahí y unir nuestros labios.
Y lo que más adicta me tenía era esto, la pelea entre nuestras lenguas por dominación, nuestras idas y vueltas por ese poder sobre el otro que al ya conocernos a la perfección solo podían mostrar entretenimiento y ese jugueteo tan característico que nos identificaba.
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DIABLA. | ENZO FERNÁNDEZ.
Fanfiction"Perdí, jugué con una diabla que es experta en esos juegos del amor y perdí." +18, Contenido explícito. Enzo Fernandez, OC.