"Por esa carita yo me banco el lío, sé que estás con esa, pero igual sos mío."
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22 de Marzo, 2023.
Buenos Aires, Argentina.—Te extraño. —El suspiro en berrinche de Agostina lo hizo cerrar sus ojos con fuerza, dejando caer su cabeza contra la pared del baño.
—Yo también, amor. —Susurró en voz baja el morocho, sin querer ser escuchado accidentalmente por su mujer. —Mañana nos vemos.
—Falta un montón para mañana, Enzo. —Se quejó, mientras se detenía frente a su cama y se dejaba caer en ella. —Dale, venite a casa...
Enzo no pudo evitar reír mientras la escuchaba, entendiendo finalmente el por qué de su repentina llamada a esas horas de la noche y sus ganas desesperadas de verlo.
—Pija es lo que querés vos, negra. —Burló, escuchándola bufar del otro lado de la línea.
—Y si no pudimos pasarla bien el otro día, ni antes, ni en la joda, ni después. —Chasqueó su lengua, recordándole las razones por las que había estado de mal humor estos días.
Y es que habían vuelto del boliche tan enojados que no se habían dirigido la palabra ni un segundo sobre el auto, sabían que no debían molestarse cuando estaban así e incluso cuando las palabras sobraban, estar agarrados de la mano todo el camino era lo suficiente para cada uno. Para él un simple pero suficiente acto de amor, y para ella una manera de poder asimilar lo que había hecho.
Agostina había recibido miles de mensajes de parte de un Leandro sobrio al día siguiente, desde quejas hasta súplicas por un perdón que jamás iba a llegar. Porque podía meterse con cualquiera cosa que los involucrara, pero llegaba a tocarle un pelo a Enzo y nada podría estar bien entre ellos.
—Hoy no puedo igual... —Suspiró el morocho, pasando una mano por su cabeza.
—¡Enzo! Ya está la comida, amor. —La voz de Valentina detrás de la puerta lo interrumpió.
La morocha comenzó a reír detrás de la línea, distrayendo a Enzo completamente de todo pensamiento que pensaba dejar salir hacia ella.
—Ahí voy. —Avisó, esperando escuchar a su mujer dejar la puerta para volver a lo que estaba. —¿Qué te reís, boba?
—Nada. —Negó para ella misma, risueña, en lo que se levantaba de la cama. —Buen provecho, saludos a la familia, mi amor.
—No, eh... —Suspiró profundamente interrumpiendo. Debía ser sincero con ella si no quería cagarla más. —Estoy solo con ella, Oli se fue con los abuelos.
Nisiquiera sabía si era peor mentirle o decirle la verdad.
—Ah, mejor. —Rió, confundiéndolo un poco más. —Saludos a Valu.
—Agos...
Cortó.
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Enzo dejó los platos en el lavavajillas, tirando los restos de comida en el tacho y ordenando cada cosa en su lugar, en lo que su mente se encargaba de tararear alguna canción que llevaba escuchando todo el día en el predio, hasta que sintió unos repentinos besos sobre su espalda.
—Gracias por venir, amor. —Murmuró la morocha, haciendo respirar profundo al mayor.
—Juli me va a matar si no estoy allá antes de las siete. —Rió, separándose con la excusa de tener que poner jabón en el lavavajillas. Se sentía tan extraño su toque. —Tomá, para los pochoclos. —Le tendió un bowl de vidrio, en lo que él buscaba el maíz.
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DIABLA. | ENZO FERNÁNDEZ.
Fanfiction"Perdí, jugué con una diabla que es experta en esos juegos del amor y perdí." +18, Contenido explícito. Enzo Fernandez, OC.