"Empeño en su caminar no pone, sabe que la mitad no le llega ni a los talones."
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10 de Febrero, 2023.
Londres, Inglaterra.Me removí en mi cama con lentitud al despertarme con ese sonido insoportable que tenía el timbre de la puerta principal, sin lograr comprender con la poca consciencia que tenía mi cabeza el quién estaría para romper las bolas tan temprano un viernes a las ocho de la mañana. Bueno, tan temprano no era, pero valoraba los últimos treinta minutos que me quedaban para seguir durmiendo y que alguien viniera a interrumpirme no estaba bueno.
Anoche había sido ciertamente un caos, por lo que sentía que me debía un buen descanso. La bienvenida de Valentina había tornado un ambiente tenso desde que hice presencia en la fiesta, Enzo no compartía muchos comentarios en las conversaciones, Valentina estuvo pegada a él como una garrapata el resto de la tarde y hubo demasiados comentarios de su parte que no hicieron más que causar confusión en el resto de los presentes, dejando demasiadas pistas sobre si alguna vez nos hubiéramos cruzado en nuestras vidas, cosa que no pasó desapercibido por João, él único que le pareció tomar importancia a la situación. Me preguntó al respecto apenas subimos al auto, sobre si conocía a Valentina de algún lado o si no nos llevábamos del todo bien, por lo que tuve que inventarle alguna excusa para escapar de la conversación y no dar explicación alguna del porqué tantas actitudes infantiles de parte de la ojiverde.
Pero dentro de todo, nada me hizo pasarla mejor que saber que le inquietaba mi presencia.
Bajé las escaleras soltando puteadas por lo bajo ante la horrible sensación fría que tenía el piso en contacto con mis pies descalzos, que no tomé ninguna molestia en calzar para dirigirme a la entrada de casa. Me di una pequeña mirada a través del espejo a un lado de la puerta y dejé salir una leve risa ante mis cabellos desordenados, que peiné con rapidez con mis dedos y finalmente intenté despabilarme, queriendo despertarme antes de recibir a quien quiera que este afuera.
—¡Ya voy! La concha de su madre. —Murmuré en lo bajo al escuchar un par de veces más el timbre sonar con insistencia, como si no me acabaran de despertar. Abrí la puerta con ese mal humor que mi cara parecía no poder disimular a estas horas de la mañana, y que ahora era hasta peor con la imagen de Enzo frente a mí. —¿Qué hacés acá, flaco? Tomatela. —Bufé, intentando cerrar la puerta y fallando al verlo sostenerla.
—No. —Negó firmemente, haciéndome rodar los ojos al escucharlo. —Me vas a escuchar quieras o no, Agostina. —Avisó, haciéndome respirar profundo en un intento de mandarlo a la mierda por naturaleza de mi temperamento y decidí hacerme a un lado, dejándolo pasar a mi hogar.
Sabía que estaba enojado y lo entendía también; había entrado a su casa, lo había manipulado después de pasar días sin siquiera tratarlo bien y encima me había dejado ver por Valentina, cosa que era lo que más le molestaba por goleada y hasta podía adivinar el porque.
—Me acabas de despertar, Enzo, decime ya que querés. —Me quejé, sentándome en el primer sillón que vi y pasando una mano por mi cara, dándome cuenta de que se había quedado inmóvil en su lugar, mirándome de arriba a abajo como si jamás me hubiera visto en un pijama corto.
Pajero.
—¿Me explicás que carajo fue lo de ayer? —Preguntó cansado, cruzándose de brazos y desviando su mirada al darse cuenta de lo juzgadora que era la mía. —¿Tantas ganas de cagarme el día tenías?
—Ah, ¿te cagué el día? —Reí suavemente, mirándolo desde mi lugar completamente contenta de escuchar aquello. Había cumplido mi cometido entonces. —Vos me cagaste un par de añitos, pero bueno, nada. —Me encogí de hombros, viendo como se acercaba a mí, con esa expresión que si me hacía darme cuenta lo molesto que estaba desde que lo conocía. —No entiendo que te molesta igual, si te fui a ver un ratito.
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DIABLA. | ENZO FERNÁNDEZ.
Fanfiction"Perdí, jugué con una diabla que es experta en esos juegos del amor y perdí." +18, Contenido explícito. Enzo Fernandez, OC.