Nevermore Academy

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—Tienes media hora para arreglarte y bajar tus maletas —dijo mi madre apenas me desperté.

Sin quejarme tomé un conjunto de ropa y fui al baño a cambiarme.

Resulta que a ella se le ocurrió la maravillosa idea —que se note el sarcasmo— de mudarnos a un pueblo llamado Jericó, ¿por qué? No lo sé.

—Sigo opinando que aquí todo está bien como para mudarnos, no han habido problemas, ni con los vecinos, ni en el colegio— dije cuando llegué a la sala con mis cosas, ya preparada para irnos.

—¿No te parece genial poder estudiar en un colegio dónde haya gente como tú? —colocó su mano en mi mejilla y ladeó un poco la cabeza dándome una sonrisa cerrada.

—Yo estaba satisfecha aquí —me encogí de hombros.

—Créeme cariño, allá será mucho mejor, además, mira el lado positivo, seré tu profesora de herbología, nos veremos todos los días —fingí una sonrisa, no es que me hiciera mucha ilusión tener a mi madre de profesora, no podré dormirme en clase.

Sin decir nada tomé mis maletas y las subí al auto, ella me imitó. Miré por última vez la casa en la que crecí con un deje de nostalgia.

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—Adelante —dijo una voz femenina desde el interior de la oficina—. Ah, usted debe ser Marilyn Thornhill, ¿me equivoco?

—No lo hace —respondió mi madre.

Miré a la mujer sentada tras un escritorio, su cabello blanco perfectamente peinado y con un labial rojo intenso. Se levantó y pude ver su inmensa altura, se acercó a nosotras y con una sonrisa le ofreció su mano a mi madre, quien la aceptó gustosa, luego me miró e hizo lo mismo.

—TN Thornhill, ¿cierto? —tomé su mano sólo por no ser maleducada, pero no me molesté en sonreir. Asentí confirmando mi nombre—. Mi nombre es Larissa Weems, directora del colegio —se presentó ante mí, simplemente volví a asentir.

—Perdónela, no habla mucho —me excusó mi madre rápidamente.

—Entiendo, tomen asiento por favor —nos señaló unos sillones al frente de su escritorio—. Así que... manipulación elemental... interesante. Es completamente inusual una persona capaz de controlar los 4 elementos, generalmente solo controlan un elemento —me sonrió, no dije nada. Por el rabillo del ojo pude ver cómo mi madre me regañaba con la mirada.

Empezaron a hablar ahora del trabajo de mi madre, así que decidí ignorar la conversación entre ambas adultas y me dediqué a mirar la oficina detalladamente.

Pasaron lo que parecieron horas hasta que por fin nos levantamos de los sillones, dispuestas a irnos.

—¡Casi lo olvido! —buscó en uno de los gabinetes de su escritorio y me extendió una hoja de papel—, ése es tu horario de clases, empiezas mañana, hoy dedícate a instalarte. También te tengo tu uniforme —se levantó y buscó entre unas cajas hasta que encontró una bolsa transparente donde estaba el uniforme impecablemente doblado—. Le diré a la estudiante Enid Sinclair que pase por el invernadero para que te haga un tour por el establecimiento —avisó mientras me entregaba el uniforme—. Nos veremos por ahí.

Asentí hacia la directora en forma de despedida y seguí a mi madre fuera.

—¡Eso fue muy irrespetuoso de tu parte! Ya estás creando una mala imagen —me reprochó.

No dije nada, ¿qué iba a decir? ¿que quería regresar a casa y que mi vida vuelva a ser como antes? Ya se lo dije varias veces, las suficientes como para que se le quedaran grabadas en el cerebro.

Seguí a mi madre en silencio hasta el invernadero, supongo que ese sería su aula de clases, no veo otra razón para estar allí. Observé cómo mi madre veía todas las plantas que habían a nuestro alrededor. 10 minutos después llegó una chica saltando animadamente, tenía cabello rubio y las puntas de dos colores.

—¡Hola! Soy Enid, la directora me pidió que te guiara. Eres TN Thornhill, ¿cierto? —asentí—. ¡Bienvenida a Nunca Más! —se acercó para abrazarme tan rápido que no me dio oportunidad de apartarme, de todas formas no le devolví el gesto.

—Disculpa a TN, a veces es un poco... antipática —intervino mi madre—. Soy Marilyn Thornhill, la nueva profesora de herbología —se presentó ante la chica.

—Un placer conocerla —se dieron la mano—. Entonces... ¿nos vamos? —se dirigió a mí. Asentí y me giré hacia mi madre.

—Nos vemos luego —me despedí y seguí a Enid.

Empezó a hablar sobre la historia del colegio, fingí escucharla obviamente. Habla hasta por los codos, es un tanto hartante, pero no se lo diría.

—Y ésta es tu habitación —abrió una puerta y observé mi nuevo cuarto con detenimiento, nada mal, es grande, pero no tanto como para tener roomie—. Yo estoy en la habitación de al lado, cualquier cosa que necesites ya sabes dónde estoy. Dejaré que te instales —fue lo último que dijo antes de dejarme sola por primera vez en el día.

Tomé aire profundamente y me puse a sacar mis cosas de las maletas y a personalizar un poco el lugar. Apenas llegamos y ya me quiero ir.

Una vez terminé me puse el uniforme —Enid me dijo que era obligatorio aunque no empiece las clases hoy—, fui otra vez al invernadero. Allí estaba mi madre cuidando las plantas, parece que ya se enamoró y apenas pasaron 3 horas.

—Iré al bosque un rato, quiero conectarme con el ambiente —le avisé.

—Solo ten cuidado, ¿sí? —asentí y salí en dirección al bosque.

Una vez me adentré, me senté en el suelo con las piernas cruzadas, dispuesta a meditar un rato. No me costó mucho conectarme con el bosque, a pesar de que sea inmenso.

Me gusta mucho meditar, me ayuda no solo a relajarme, sino también a controlar mis poderes. A veces cuando pierdo el control de las emociones hago que el suelo tiemble, ya saben, por la tierra y eso.

Me acuerdo la primera vez que me pasó, en ese momento ni siquiera estaba al tanto de mis poderes, a mi madre y a mí nos tomó desprevenidas. Tenía 10 años cuando sucedió, así que no fue muy difícil controlarme.

Mi madre quiso que probara controlar los otros tres elementos, al principio me costó manejar mis poderes, pero lo logré, aunque de todas formas no es que los use a menudo, pero uno nunca sabe si voy a necesitar utilizarlos.

Se podría decir que me conecto más con el elemento tierra, ¿razón? Ninguna, supongo que es porque fue el primer elemento que controlé.

Desde ese día del incidente empecé a meditar al menos tres veces a la semana, para estabilizarme. Siempre tiene que ser en un ambiente natural, nunca dentro de alguna edificación, no me ayuda a concentrarme.

Así que se podría decir que ese es el único lado positivo de este lugar: el bosque que nos rodea.

Solo espero que no haya nada que arruine esta paz que abunda en el bosque.













Y bueno, así da inicio este nuevo libro, espero que haya logrado captar su atención jsjs.

Sinceramente le tengo fe a esta historia.

Disfruten de la lectura ;)

Confidence || Merlina Addams x TN FemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora